Hace unos cuantos años me dediqué a hacer varios ensayos filosóficos... de esos que sinceramente dan flojera; esos que leen los que quieren o creen saberlo todo. Hice un compendio como de 500 páginas sobre ensayos de este tipo, casi matemáticos, poniendo gráficos y tablas explicativas y comparativas.
En uno de aquellos, el más importante, creo yo, figuraba lo que yo osé llamar: Teoría del Egosísmo.
En este ensayo se explicaba, en un modo muy complicado, cómo toda acción humana era un acto egoísta. Hoy quiero hablarles un poco sobre ello...
Antes de comenzar, empecemos abriendo nuestra mente un poco con las siguientes cuestiones:
¿Qué tanto en mi vida hago por que así lo quiero y qué tanto hago por que así me lo inculcaron? Es decir, ¿qué tanto hago por querer y qué tanto por deber?
Sabiendo aspectos muy básicos, podemos decir que, por ejemplo, no matar es algo que no debemos hacer, ya sea por armonía social de tipo alejado del "estado de naturaleza" de Hobbes o del "Contrato Social" de Rousseau. Pero, la pregunta es si no matamos por no querer o por no deber, o talvez es algo que reprimimos casi instantáneamente por miedo al castigo que conlleva el acto.
Ahora bien, si en vez de matar, que es algo talvez no tan polémico, qué tal si tomamos por ejemplo algo más cotidiano o sencillo como mentir, hablar adecuada y afablemente, tener modales en la mesa, respetar a los padres, ayudar a los ancianos y enfermos... en fin.
Si bien hablamos de los actos, qué decir de otras cosas, como son, por ejemplo, las palabras. ¿Por qué el término "justicia" lo tomamos como un término bueno? O, ¿por qué la palabra "desigualdad" nos causa consternación? Puedo estar de acuerdo en que todo ello es "a posteriori", mas, ¿es por costumbre que los tomamos por algo malo o es por que desde pequeños nos enseñaron que estas palabras tenían una esencia maldita?
En otro ejemplo, talvez más claro, nuestra percepción de belleza, ¿es algo que así deseamos de modo natural o es algo que nos ha enseñado la mercadotecnia?
Pues bien, otro día hablaré sobre la justicia, que me parece un tema divertidamente polémico, aunque, ahora, solamente he maquinado un poco sobre esto para que no juzguemos tan pronto el término de nuestro estudio: El Egoísmo.
Me gusta considerar al egoísmo como algo existente en la naturaleza y no como algo que inmediatamente saquemos a satanizar. Una vez entendido mi propio concepto de esto, pasemos a nuestro brevísimo resumen.
Empecemos fuerte: Todo acto es egoísta. Si bien alguien pudiera establecer niveles o jerarquías, todo, finalmente, resulta ser una acción de amor o instinto individual. En aquel ensayo dividí el egoísmo en especies, clases y subclases. Pero no entraré en esto, sino que me limitaré a explicar esta teoría con un ejemplo muy simple:
Imaginemos a un pordiosero pidiendo limosna. ¿Damos limosna o no? Pongamos nuestros supuestos:
1.- No damos: Nos quedamos con el dinero: Egosímo material.
2.- Damos: Ofrecemos el dinero por motu propio: Egoísmo sentimental, nos hace sentir bien con nosotros mismos, puede darnos un poco de tranquilidad o paz interior.
3.- Damos: Entregamos la limosna por hacer un acto bueno ante Dios: Egosísmo espiritual, lo hacemos por quedar bien ante un ente supremo, lo cual nos beneficia de algún modo.
Podríamos poner infinitos supuestos, como robarle lo que tiene, golpearlo, matarlo, etc. Pero el punto final de cualquier acto, terminará en egoísmo.
El mismo ejemplo podriámos aplicarlo a cualquier cosa, incluso peligrando la vida: Un mártir decide morir por dios, por orgullo, dignidad, o, finalmente, negar a dios para saciar su necesidad egoísta de sobrevivir, etc...
Podríamos clavarnos un poco más en cuestiones de necesidades primarias, humanas y espirituales, pero creo que han quedado suficientemente claras las bases de esta teoría.
Lo más curioso del asunto es que, cada vez que cuento esta teoría, las personas siempre buscan la manera de negarlo, pues sienten atacados sus valores; en realidad la solución parcial es aceptarlo, ya que, negando esto, se confirma la teoría, pues luchamos por aquello que creemos que no debe ser, sintiéndonos beneficiados con un sentimiento de "heroísmo", de "honor", o de "guerrero de los valores humanos", lo cual es, a cualquiera, un sentimiento triunfal... egoísta.
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