Un Presente Dominical

Después de tantas reflexiones, y luego de tanto tiempo sin regalarles un poco de música, creí justo para nuestras mentes disparatosas obsequiarles un presente dominical...

Los dejo con un pequeño video casero de una canción mía; en esta ocasión interpretada en piano...


Tres maneras de ver el video:

Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=hBI4EcSGSV4



Blog de Pablo Letras:

http://pabloletras-videos.blogspot.com


Sección de videos del grupo de Pablo Letras en Facebook:

http://www.facebook.com/v/450470483796

Canción: My Trip To Mars








Recuerden que en estas dos últimas opciones pueden ver todos los videos anteriores.


Esperando obetener de ustedes una sonrisa disparatos, les deseo un excelente domingo de descanso...

Panem et Circum (o “El ascenso más rápido… más alto…”)

Vive… vive para estar en la cima; vive para pisotear los rostros de aquellos en quienes te apoyas para escalar hacia el tope de una montaña que te han dicho que existe y que, una vez estando ahí, podrás hacer lo que te venga en gana. Esfuérzate por subir y, en el camino, ve maquinando las maneras en las que puedes trepar más alto… más rápido…

Fíjate en las tácticas de los demás, pues te pueden servir a ti. Más alto… más rápido…

Domínalos a todos, domina ese Everest de la humanidad. Hazte de armas y herramientas para tirar a otros, sobre todo a los que te hagan mayor competencia… Pero, eso sí, habla y promulga la justicia: Di que existe, pregona que hay un karma universal en donde el bueno, aquél lleno de moral, aquél en el cual se inculcaron todos los valores humanísticos, es quien alcanza la cima del poder y, desde ahí, ve por el bien de todos los que se encuentran sobre la montaña; grita… sí, grita que existe este tipo de honestidad, de verdad, de justicia, de heroísmo, aunque sepas que no es cierto; pues así podrás mezclarte entre los demás; así podrás ganarte su confianza para después aventarlos hasta las faldas del monte que escalas… Más alto… más rápido…

Cuida tu labia, tu afabilidad… Convéncelos de que tú eres aquel magnánimo y digno del trono que reposa en la cima; trátalos bien, codéate entre los que tienen lo necesario para ayudarte a subir… más alto… más rápido…

Trata al hombre como hermano para, después, tratarlo como esclavo. Mira hacia arriba, pues el único sentido que tiene mirar hacia abajo es para escupir en el ojo de quien viene tras de ti.

Alienta a los de abajo a subir despacio, mientras persuades a los de arriba que, si te esperan, entre ambos podrán ascender más alto… más rápido…

Ten en cuenta lo más importante; antes que nada, después que todo, aprende lo que realmente te interesa: Crear distracciones. Cuando llegues a la cima, hazles creer que la felicidad está a la mitad del camino; dale al pueblo “panem et circum” (pan y circo); pues así asegurarás tu poder sobre la humanidad. No es tan difícil subir la empinada carrera por el poder, sino mantenerte ahí. Conserva tu poder a toda costa; vuélvete tirano si es necesario.

Pero, eso sí, ten también en cuenta que puede haber alguien más alto, en alguna otra montaña o en las nubes; alguien que haya escalado tan alto que sea aquél quien comenzó a pregonar que la cima de esa montaña era algo excelso; ese alguien quien comenzó el rumor de que se debía subir por aquel cerro y no por otro; ese quien esté animándote y convenciéndote con palabras como: “En la cima de esa montaña serás feliz; no avances más… Mantente alejado de mi trono en la nubes…”

Escala, sube, asciende, esfuérzate por ir a la cima más rápido… más alto…



Cuando seas viejo y te des cuenta que el poder te ha consumido y que tus sueños se vieron destrozados por el paso del tiempo, no mires hacia abajo, pues querrás volver a las faldas de esa montaña del ego humano para volver a ser feliz, libre… humano…

Más alto… más rápido… Pero una vez en la cima, no habrá tiempo para volver atrás…


Querido lector, no busques lo que los demás encuentran. Busca lo que nunca buscas y encontrarás lo que nunca encuentras. No escales por lo que quieres, sino por lo que necesitas; pues el sentimiento de libertad aparece cuando tenemos lo necesario… jamás con la ambición.
Soñar con dinero y poder, es lo mismo que querer comerte un pastel de dos pisos en una hora: Es posible, pero también ridículo, estúpido… Todos te aplaudirán por haberlo logrado, pero siempre te guardarán rencor por no haberlo compartido.

Tómate tu tiempo… menos rápido… menos alto…

El Beneficio de La Duda Humana


Venía por la mañana en el auto, camino al trabajo, escuchando una estación de radio donde hablaban de zombis… Decidí cambiar la voz de la locutora por algo que me antojara un gran día… algo así como “Dancing With Myself” de Billy Idol…

Y entonces, ese preciso momento en el que con un simple dedo pude hacer que sucediera lo que deseaba, me llevó a escribir lo que a continuación redacto…


El Beneficio de La Duda Humana

Vivimos en una era tan científica (desde Copérnico hemos ininterrumpido la revolución científica… La ciencia es algo que, simplemente, fascinó al hombre, justo después del Renacimiento la humanidad se ha dedicado a crecer desmesuradamente en su ámbito tecnológico), una época tan perfectible, tan llena de sistemas adecuados a la comodidad; una época donde queremos tenerlo todo al alcance de un dedo… Tanto esto, que confiamos en ello… Confiamos tan ciegamente en nuestra propia evolución tecnológica, que dejamos de confiar en la humanidad de los demás. Si una computadora calculase que es perfectamente seguro entrar a una jaula repleta de tigres, abandonaríamos la idea de nuestra razón, o la contrariedad que nos insta nuestro instinto, y estaríamos sonriendo de nervios, muertos de miedo, entre los felinos depredadores.

Confiamos más en una calculadora que en nuestro propio cálculo mental. Aceptamos un hecho “comprobado científicamente” sin haberlo experimentado nosotros mismos. Abrazamos la idea de comandar todo electrónicamente y aseguramos que todo funcionará correctamente…
Pero todo puede fallar: Los sistemas son víctimas de corrupción (ejemplo, los comicios), y lo perfectamente calculado puede desmoronarse (verbigracia, la Central Nuclear de Chernóbil)… Nada es exento de fallas…

Confiamos en la perfección de las matemáticas cuando no entendemos el infinito. ¿Acaso crees que si caminas mil kilómetros al norte, otros mil al oeste, y repites el mismo largo al sur y al este, llegarás al mismo punto? ¿Confías en que trazando un triángulo de aquí a Plutón, y luego a Próxima Centauri, y después de vuelta a la Tierra, la suma de sus ángulos te darán ciento ochenta grados? Estás equivocado… Hay ciertas áreas, ciertas dimensiones, donde las matemáticas euclidianas se vuelven no-euclidianas…

Tendemos a pensar que la explicación más sencilla, el razonamiento más lógico, es lo correcto. Sería fácil pensar que un astro pequeño, atraído por la gravedad de uno más grande, se impactaría directamente contra este último; sería lógico pensar que la Luna debiera estrellarse contra la Tierra por la atracción que ejerce la segunda sobre la primera. Mas ahora entendemos que la Naturaleza nos ha obsequiado con algo que hemos llamado la Ley de la Pereza Cósmica. Sería evidente que entre electrones y positrones y tantas partículas de materia y antimateria, debería existir nada… Nada más que energía: Rayos gamma, etcétera… Mas no es así… Por alguna razón todavía inexplicable, existe la bariogénesis (proceso en el que, después del Big Bang [también una suposición del hombre], donde había, en teoría, igual número de materia que antimateria, por alguna extraña razón, la materia superó a la antimateria).

Bien decía Hume que damos por hecho lo que se repite en la Naturaleza. Afirmamos que una piedra caerá al suelo al momento de soltarla; basamos nuestras leyes físicas en ello. Elogiamos las probabilidades de la mecánica cuántica y nos asombramos con la teoría especial de la relatividad, sabiendo que son incompatibles. Y entonces inventamos la teoría de súper-cuerdas para tratar de explicarlo. Y aún sabiendo que la teoría gravitatoria de Einstein es más exacta que la de Newton, seguimos utilizando las fórmulas newtonianas por ser más prácticas y menos complicadas; dejamos lo complejo para quienes estudian las exactitudes de la astrofísica. Y si al soltar la piedra, ésta no cayera, sino que flotara, le llamaríamos a aquello (según Hume): Un milagro, siendo que no tenemos el derecho a reclamar el porqué no cayó dicha piedra, pues sólo hemos dado por sentado lo que se repite constantemente en el Universo.

¿Dónde queda ese beneficio de la duda que nos vuelve humanos? ¿Por qué afirmamos algo basándonos en conjeturas o incluso con evidencia (que desde luego proviene de algo “evidente”, mas no por ello es algo cierto, como ya explicamos)? ¿Será por pereza de pensar que escogemos la explicación sencilla, aunque sea la más terrible? ¿Por qué escogemos el camino que nos llevará al peor de los resultados? ¿Por qué optamos por la peor de las deducciones para juzgar a los demás? Aunque haya montañas de evidencia, ¿es acaso nuestra conjetura la única posibilidad existente? ¿Por qué afirmamos que alguien tiene la culpa de algo cuando no estuvimos presentes para darlo por hecho?

Bien decía Einstein que Dios no juega a los dados; bien afirmaba Descartes que hay que dudar de todo…


Querido lector, aprenderlo todo es afirmar; aprender a olvidarlo todo es dudar; y dudar conduce, ineludiblemente, a pensar y razonar por ti mismo. Quien afirma, ha subido la colina del saber; quien duda, ya ha descendido dicha colina.

Aprende a dudar, y la duda te hará ver más claramente. Ofrece a lo creíble el beneficio de la duda, y ello te volverá increíblemente humano…

De La Teoría de La Curiosidad (tercera parte)

Finalmente, la última entrega de este disparate…


ESPECIFICAR DEMASIADO NOS IMPIDE PROBAR COSAS NUEVAS

El probar nos hace conocer, conociendo entendemos, y entendiendo aprendemos. En pocas palabras, probar nos vuelve sabios. Y más sabio aún, es comprender que cada momento es la conjunción de circunstancias únicas que nos hacen probar algo nuevo en cada instante.

No obstante, querer especificar demasiado sobre algo, corrompe la mismísima capacidad nuestra de probar cosas nuevas.
Es decir, probando nos damos cuenta de qué es lo que nos gusta; mas no debemos ahondar tanto en el tema que nos agrada, pues nos impide intentar conocer otras cosas. Por ejemplo, es bueno probar las drogas para entender qué tanto bien o qué tanto daño pueden causar y cuáles son sus efectos, mas drogarse en cada momento, querer conocer cada cosa en estado estupefacto, nos impediría probar experiencias en sobriedad.


El mismo ejemplo podríamos considerarlo para el trabajo y hasta en el amor de nuestra pareja, hijos, madre, etcétera… Si perseguimos demasiado algo que nos agrada, corremos el riesgo de estancarnos en un estado monótono.


RESUMEN

Prueba todo lo que esté a tu alcance, pues nunca sabes qué ofrece el mundo que te pueda gustar. Piensa en cómo tus circunstancias se vuelven un momento único, y sonríe por ello, pues estás probando algo nuevo, y esto te hace sabio.
Ten cuidado de que te guste tanto algo que te impida probar cosas nuevas.
Prueba: Sé curioso, y recuerda los instantes más originales, pues ellos se volverán la suma de tus propios recuerdos; y éstos, finalmente, contarán qué tanto viviste en esta vida.
Probar es, sin más, conocer el mundo y a las personas.



Esperando que algo de estas dementes letras te hayan hecho probar un momento de reflexión, me despido de ti, ávido lector de disparates…

De La Teoría de La Curiosidad (segunda parte)


Y continuando un poco con nuestros disparates, aquí les obsequio la segunda parte (de tres) sobre la Teoría de la Curiosidad.

Para todo ustedes que se acaban de integrar a este grupo (divinamente loco), recuerden que pueden ver los blogs anteriores en http://pabloletras-letras.blogspot.com ...

Sin más...


LA ESPECIFICIDAD DE PROBAR

Hablando, dicen, se entiende la gente… Probando, yo digo, se entiende a la gente. Cuando alguien te habla sobre algo, si tú lo has experimentado, puedes entender lo que dice y comprender cómo se siente; es decir, conociendo podemos entender el porqué de las cosas. No podemos entender por qué a la gente le gusta combinar lo picante con lo dulce hasta probar un chile en nogada.

Lo más divino de probar las cosas, es que nunca terminaremos por probarlo todo, pues, una vez que creemos conocer algo vastamente, resulta que podemos ahondar en la especificidad de los objetos. Es decir, en un ejemplo, puedo conocer el fumar un tabaco, pero puedo probar fumar un habano Cohíba Espléndido acompañado de una copa de Absinth (checo) mientras me paseo en una bata de franela a cuadros al mismo tiempo en que escucho los violines de Vivaldi.












Mientras más especificamos lo que probamos, nos damos cuenta de que cada momento se convierte en un conjunto de detalles único. Y cuando algo es único, se queda grabado en la memoria, que con el tiempo se transforma en recuerdo; y, quiero pensar, que al final de nuestras vidas podemos medir la intensidad de nuestra existencia en la suma de recuerdos que poseemos. ¿Por qué crees que los abuelos hablan tanto de sus anécdotas?

Hoy probaré ir a la cama a las 00:24 hrs., después de cenar un exquisito tamal de mole poblano bañado en salsa de frijol con queso-crema, acompañado de un café latte de maple descafeinado y, desde luego, justo después de divagar sobre la Teoría de la Curiosidad… No cabe duda que esto es un momento único e irrepetible en mi vida…


Buenas noches, querido lector, te deseo una semana llena de momentos específicos… únicos...

De La Teoría de la Curiosidad (primera parte)


LA IMPORTANCIA DE PROBAR

Probar… Saborear un coctel de frutas en almíbar o una divina pasta al dente… Mas, ¿qué hay de lo que no has probado?
Ya anteriormente decíamos que no se puede juzgar sin conocer; ahora les digo que no se puede conocer sin probar…

Generalmente, la gente que sataniza algo es por que nunca lo ha probado: La mujer puede criticar a otra por usar un escote largo o una falda corta, pero talvez lo hace por que ella misma nunca lo ha intentado. El vicioso puede reprochar al deportista el no saber de placeres, así como el atleta al fumador de no preocuparse por su salud.

¿Por qué no intentamos probar para conocer y, así, juzgar?

Prueba lo dulce y lo salado; prueba encerrarte para jugar un videojuego y caminar en el parque bajo una tarde soleada; prueba morder una mortadela gigante o meter la cabeza en un pastel de cumpleaños; prueba una borrachera y, también, correr una carrera de atletismo; aprende a llorar y saborea sonreír; escucha rock, pop, electrónica y cualquier género musical que te venga a los oídos; prueba tirarte un clavado desde una plataforma de diez metros y esquiar en un lago en calma; tienta viajar por largo tiempo y quedarte en la ciudad para una cena familiar.

Aprende a enojarte, pero también edúcate a perdonar; deléitate con un sándwich hecho de papitas y frituras o comer una ensalada sanísima; prueba despeinarte y salir a la calle, dejarte el cabello largo, raparte, hacerte un tatuaje y un “piercing”; conoce el estar despierto por dos noches seguidas para después dormir veinte horas de sueño; experimenta llegar a la escuela o al trabajo con la misma ropa del día anterior después de una gran noche de fiesta; prueba leer y aprende a escuchar; vive ver una película de terror a solas con la luz apagada y también ver una comedia romántica con tu ser amado; suspira espléndidamente y estornuda vehementemente ; curiosea el tocar un instrumento y cocinar un gran platillo.



Prueba escribir un poema, un libro, o un blog “sincerista” para gente como tú; siente despertar y volver a dormir para seguir soñando; merécete faltar a la faena y quedarte en pijama todo el día; sábete lo que es conducir sobre una larga carretera con un poco de éxtasis o escuchar la guitarra de David Gilmour fumando un poco de marihuana; aprende lo que es fumar un cigarrillo bajo la luz de una luna llena escribiendo estas letras; prueba oler una flor y pisar un caracol; disfruta jugar con niños, tolerar al adolescente y escuchar a un anciano; prueba ser viejo cuando eres joven y a ser joven cuando eres viejo.

Cata un perfecto vino rosado pero también unos tacos de lengua de cerdo, o un espléndido habano en compañía de un whisky más añejo que tú; prueba las fresas con crema y algún invento excéntrico de cocina; tírate de un paracaídas, de un parapente o, simplemente, bajar una montaña en bicicleta; aprende a conocer gente y a respetar sus ideas; intenta alejar a todos para después recuperarlos; prueba ganarlo todo y disfruta gastarlo todo; experimenta lo que es ser un amigo leal y también conoce lo que es traicionar; cumple tus fantasías sexuales, mas también abrazar con consuelo; soborna, pero también sábete lo que es pagar una multa; ve a la tienda y, por pura curiosidad, compra un producto que jamás hayas probado.

Prueba… pruébalo todo, pues hay cosas que te pueden gustar y que no lo sabías. Prueba… prueba con sed de aprendizaje. Prueba soñar y, sin más, prueba vivir…

La Fila de las Letras Abismadas






Hoy... hoy no tengo ganas de escribir... no me nace... no lo siento... El escribir merece cierta nostalgia, la misma que ve nacer poetas... Un poeta sin dolor es una rosa sin pétalos: Sigue siendo poeta, pero no puede mostrar su fastuosidad. Y hoy no me siento poeta, sino más como una hoja en blanco o como un rincón en el espacio lejos de toda luz... ¿Escribir por obligación? ¡Bah!, eso es forzarse a amar algo que no se quiere. Mas, no obstante, aquí estoy, redactando ciertas letras que solas se enfilan para transformarse en palabras, oraciones y... todo sin sentido.

Vuelan mis dedos sobre el teclado de la computadora para decir... nada: Clack, clack, clack (espacio), clack, clack, clack (cambio de línea)... Vienen y van, vuelven y se detienen unos segundos, luego mis dedos continúan escribiendo hacia la vacuidad...

Quiero decir algo, pero no hay un tema, no hay un inicio, ni desarrollo, ni meta… Y aún así, explico, analizo mis movimientos sobre el ordenador y los imprimo en una hoja imaginaria… Nada… nada siento, nada pienso, nada temo… Y las letras siguen su curso, como el caballo corre sin saber su rumbo…

Me detengo… ¿qué hago?, o, mejor dicho, ¿por qué lo hago? No es otra cosa que la satisfacción de un ocio dominical; un evento para matar el tiempo, el aburrimiento… Escribo… escribo mil letras sin decir una sola oración con sentido y, aún así, me lees tú, querido lector… ¿Por qué? Si nada digo, si no hay algo aquí que pueda sacarte una sonrisa, una reflexión… ¿Por qué repasas tus ojos sobre estas grafías desordenadas? ¿Tratas, acaso, también, de matar el tiempo…?

Y nos vamos juntos, tomados de la mano… No, mejor dicho, de los ojos, hacia un abismo que ni bueno ni malo tiene…

Letras… letras enfiladas a un precipicio…

Y ahora pienso en cómo debo terminar esto que nunca empezó… ¡Ah, qué cosa más difícil!

Sólo digo… ¿qué digo?... Gracias… gracias, lector, por compartir un abismo sin sentido y desordenado conmigo… Gracias por compartir algo salido de la nada y que vuelve a donde comienza: A ningún lado… Tal como la vida misma… “Pulvis eris et pulvis reverteris”… o algo así…

Pero no acabemos dramáticamente algo que no merece drama. Terminemos diciendo algo como… Gracias a ti que lees, por compartir unos minutos de ocio conmigo.