La Locura es de Jamón


La Locura es de Jamón

La estulticia es un limón:
violáceo en su centro,
 aguacate por fuera
y su semilla es migajón.

La zanahoria es coliflor:
verdeante como el hielo,
 mazapán su tela,
y una pepita de licor.

La demencia es un melón,
de alcachofas el cielo;
la Luna es roquefort
y ya manchego el suelo…

La cordura es un condón,
y la locura… ¡por favor!

A Las Faldas de la Vida


A Las Faldas de la Vida



No sé,
si sea generalidad,
pero pienso que no
porque no parece serlo
al juzgar las actitudes
mayoritarias de la gente...

Y no obstante, las semejanzas
que todos compartimos
me siembran la sospecha
(o acaso fuera mero instinto),
de que es certero lo que creo...

Y si luego así aquello fuere,
de esto me derivan otras dudas:
si es que aquello no lo saben
o si lo entienden 
pero no lo quieren,
aunque, francamente, me lo antojo
ya más como que no se atreven;

pues es absurdo rechazar
cualquier conveniencia propia:
aunque tal ya se haya visto
en los anales de la historia;

mas lo que pienso es diferente,
pues no logro inferir clave alguna
que justifique no desear lo supuesto;
de otro modo, sería esto
un mundo de héroes...

Y a pesar de las preguntas
que me nacen por intriga,
esto no me angustia ni me turba,
conque exactamente lo que explico 
evita que esto me suceda...

Así,
sin más suspenso en la palabras,
digo que el secreto en lo anterior
(que quizá ya no lo sea si se sabe),
es que de pronto un día descubrí
que la vida se hace vida en realidad,
realmente se hace justa vida ésta,
ante una absurda epifanía
pero cierta en su ironía:

la vida se hace a sí solamente
al despojarle plenamente
de su valor sobreestimado:

a la vida, como todo por aquí,
hay que tomarla desnuda
y amarla luego así, como es,
no como se pretende que sea,
no ataviándole de adornos ni vestidos:

a la vida hay que arrancarle las faldas
y violarle toda regla y toda norma,
obligarle de tal forma
que ya termine por amarte
por ser aquel que le denigra,
quien le desprecia y le deprecia,
y que sólo así comprenda
que tu odio lujurioso
viene de un amor
que hubiste pretendido
mas nunca fue correspondido...

Y es que la vida vale igual
que un aire pasajero
o el haz perdido de un lucero...

Aprendemos a vivir,
al desprendernos de su quid…

Esto lo descubrí,
de pronto un día así,
pero tengo la sospecha
que ya desde antes lo sabía...

El Falso Atisbo del Ser


El Falso Atisbo del Ser


De aquel penta-conjunto
de mis sentidos perceptivos
que el derredor advierten,
aborrezco el del atisbo
por ser el único absoluto:
al instante informativo
de colores y figuras,
dimensiones y motivo,
de distancias y su alcance,
y lo demás afuera mío…

Y por ello le detesto:
por ser así preciso,
y opacar al resto luego:

entonces gana el albedrío
de evidencia inexpugnable
que sentencia todo juicio
de mi duda y de mi angustia,
pues de tal es que me fío
y ya obedece el pensamiento…

Mas el mundo es un olvido
que nos viene ante la muerte,
y la belleza es un castigo
que nos venda y ciega el alma
con que vemos lo bellido
que es real, también que cierto,
pues ya trasciende si morimos…

La hermosura de la carne
es la piel en que nacimos,
un defecto en nuestra forma
y no algún logro que adquirimos,
mas el ego nos hinchamos
cuando una voz a nuestro oído
nos repite en dulce tono
que es de dios un cuerpo fino,
y sin embargo es más imbécil
quien se asombra a lo sabido…

Si tan sólo lo bello se escuchara
u olfateara en el camino,
los ojos no serían estorbo
para alcanzar un amorío
de lealtad y convicciones
en vez de buscar el sexo tibio
para llenar nuestro vacío
de vivir mientras morimos…

El amor no es un destino
que nos viene al exigirlo,
y la vida no es camino
sino un ser que está perdido…

Y, ¿la belleza…?

Si la visión estorba,
la beldad nos sobra…

¡Deja que tu razón
se fíe de la visión!
Mas ten claro, por favor,
que tu humilde corazón,
¡posee su propia voz!

El amor no es una aparición,
ni un estigma de dolor,
ni un deber a tu control:
es algo más simple
y mucho menor:
El amor… es un querer…
y el querer es una entrega,
libre en su fervor,
sin secretos, ignoto de honor…

No…
No confundas…

Lo bello es mera visión,
y el amor…
eso solamente es decisión…

No Eres Perfecta


No Eres Perfecta

No eres perfecta…
Lo digo para que lo sepas,
y lo repito para que entiendas
que NO ERES PERFECTA…

Ni en el talle de tu silueta,
ni por tus maleables caderas…

No…
Ni hoy eres ni luego seas,
esa imagen con que te vendas,
pues NO ERES PERFECTA.

Ni por tus labios violeta,
o el elixir que secretan
cuando a mi boca se le acercan
y le avasallan si le besan…

No, mujer,
No eres ya perfecta…

Y que te quede en la cabeza:
NO-ERES-PERFECTA,
o siquiera lo eres cerca…

Y si mis rimas te lo versan
repitiéndolo bien tercas,
así aunque parezca
que lo digo como afrenta,

no es aquello lo que avientan,
si no contrario a lo que piensas,
conque decir que eres perfecta,
sería falacia en do pretenda
mantener tu alma quieta
con mentira y no certeza
que sólo a tu ego le acrecienta,

pero el orgullo es mera cera
que nos atrapa aquella esencia,
que desde el día en que nacieras
será tu núcleo hasta que mueras.

Mas el día en que tú le enciendas
y licuefagas tu soberbia,
entenderás que la apariencia
 es un deber y no querencia…

¡NO-ERES-PERFECTA!,
ni nadie ya siquiera.

Te lo digo hasta que duela
para que tu mente ya lo tenga
y que hoy aquí comprendas,
que lo que amo y me interesa
no son las ínfulas que creas,
sino tu alma y quintaesencia,
de verte humana insatisfecha,
errática, que tropieza,
sin tener en la conciencia
ese deber que te amedrenta
y que te urge a ser perfecta
para acallar lo que otros piensan,
pues así, no al cielo tu elevas,
sino que aquello es la vergüenza
de no querer ser imperfecta,
pero has de darte cuenta
que las diosas no presentan
necesidades o demencias;
pero a nosotros, esa urgencia,
a nuestra cama le calienta,
y si aquellas son eternas,
si no hay amor que les pretenda,
lo perfecto es su condena…

Amor,
lo perfecto que tú sueñas,
deduciéndolo con prueba,
y ya mis rimas lo comprueban,
es que, ¡no eres ni serás perfecta!
y que es absurdo que lo quieras,
pues siendo así tan imperfecta,
perfecta a mí, por donde veas
e inmarcesiblemente bella,
tú, mi amada imperfecta…

CORAJE

Coraje

Atreverse es la clave
del éxito en la vida;
lo demás es meramente
un conjunto de pretextos...

Es con determinación
Que se vencen los miedos
acaecidos de la idea
que imagina a los fracasos
como muy posibles
al resultado de tal ingenio...

No nos basta la visión,
ni la creatividad, ni el don,
ni las virtudes o talentos,
si no existe aquel valor
de encarnar lo que se crea
o se proyecta por la mente...

Luego es más valioso
el sujeto valeroso
que cualquiera talentoso...

Las ideas son vapores
que deben solidificarse
antes que se vuelvan humo...

Triunfamos en la sociedad
por indiferencia hacia el recato,
pues el temor ante el error
viene justo de las lenguas
de las víboras comunes
que en su veneno
contagian ese miedo
por envidia de no poder
ellos mismos aquello superar...

La valentía ante el mundo
no es sino la firme creencia
en nuestra locura preciada
que nos hace originales
y a nuestras razones únicas...

Ten el coraje suficiente
en saber que no se trata
de la aceptación ajena
hacia tu iniciativa,
sino una aportación plena
a los anales de la historia...

¡Atrévete y serás leyenda!
¡Acobárdate y nada serás!

¡Asegura la valía
de tu ser
en el universo vasto!
¡Dale una razón
a esa vastedad
para llorarte
cuando llegue el día
en que te haya de perder!

¡Sé valiente!

¡Ten la osadía
de creerte mucho más
y no *algunotro* más
entre los demás
amedrentados y en rutina!

¡Tú vales!
¡Créelo cierto!
¡Tus pensamientos
Tienen peso propio!

¡La materia es plástico
y tu ser puro fuego!

¡Es verdad,
te lo juro!

Es de la locura
que devienen los cambios
en que se advierte el progreso
de nuestra raza humana...

No se vence lo que no se enfrenta
ni se conquista por querella ausente...

Las heridas sangran
para que en cicatrices queden las marcas
como prueba de tu esfuerzo.

¡No te confundas, hombre!
La reputación no es un estigma
pero una mutación que cambia a cada día:
que te vilipendien ignominias hoy;
mañana habrán de adorarte la victoria:
¡Así de falsos somos,
convenencieros,
oportunistas!

Y es que nadie sabe en realidad
lo que presumen en su sabiduría...

¿Por qué hacer caso,
entonces, a tal ignorancia?

La sabiduría se descubre
por vicisitudes propias
y el respeto se gana
cuando el honor no se pretende...

¡Lo que sangra es el orgullo,
mas la dignidad así se crece!
El uno es la absurda pretensión
de satisfacer a un pueblo insatisfecho;
el otro es la superación de uno mismo...

¡No seas cobarde por tus fallas,
pues lo que crees como falta
no es ninguna culpa
sino un tiempo impreciso
en un espacio inadecuado!

Erramos para aprender a ser mejores
así como caemos para levantarnos,
mas si hay terror en caer
jamás se avanza,
y quien no camina
tiene absurda toda meta...

La gente alrededor nuestro
no está para reprimir el intelecto
sino para admirar aquel reflejo
de la seguridad en nuestros retos...

¡Coraje, hombre,
coraje!

¡Valía, varón,
valía!

¡Seguro siempre ante la vida!

En un mundo de cobardía y de putos,
la osadía hace del mundo su puta.

¡Transforma tu presente
y vuélvete futuro...!
¡Enfrenta al mundo!
¡Véncele! ¡Tómalo!
¡Subyúgalo!
¡Te pertenece,
es todo tuyo!

Literatura de mi muerte

Literatura de mi Muerte

¡Maldita aquella vez
en que quise concebirte,
abyecto y degenerado poeta,
engendro demoníaco!

¡Maldigo con tanta furia,
esa ocasión en que te vi
como reflejo de perfecta madurez,
con tal ingenuidad ante el ensueño
tan estúpido, tan utópico,
tan platónico y ficticio,
pero finamente decorado
tras el viscoso y áureo bitumen
de condecorados y admirados versos
pintados entre vapores holográficos
de un falaz augurio ilusorio…
ahora más un arrullo mortuorio…!

¡Te odio por dejarme amarte,
pero más a mí por dejarte amarme
con ese aberrante amor tuyo
que no ama, sino pretende solamente,
y que afirma que no menor a la verdad
es lo que forra a tus delirios amorosos,
como si fuera mentira que lo veraz
es mismamente una falacia con disfraz…
como si hubieran soportes para la locura,
y además hieres y zahieres,
me insultas y te indultas,
por ella me ofendes,
con ella te defiendes
y en ella te escudas,
y a través de ésta te excusas
con la dialéctica que muestra a la insensatez
como la sensatez de la individualidad humana,
y luego pretendes demostrar la razón de aquello
a través de su exacta condición estulta,
cual si la demencia tuviera su lógica en la cordura
y que a la vez eso comprueba la inexistencia de la juiciosa mente,
pero ni siquiera esa paradoja tiene un sentido para serlo,
ni hay virtud en probar una irrealidad a través de una realidad abstracta,
no hay prudencia en lo loco ni así viceversa…!

¡Además, tu estulticia no tiene una naturaleza humana,
sino raíces de una dimensión de penumbras hollinadas
y lóbrega ventisca ponzoñosa con lúgubres efluvios prejuiciosos!

¡Te detesto tanto, escritor canalla,
impúdico ente y cobarde seductor!

¡No te bastó llevarte el aliento de mis sueños,
ni la inclemencia del estupro a mi inocencia,
tampoco suficiente te fue transfigurarme la moral,
ni siquiera el doliente orificio de mi palpitante a tu plugo satisfizo,
jamás colmaste tus carnívoros deseos con mi aflicción de soledad
y nunca te llegó el hartazgo tras vaciar mis prioridades y valores…
luego, ese insaciable canibalismo tuyo terminó por consumirme
los deseos, las pasiones y todo motivo,
después, aquella sed inmunda y esas vampíricas fauces
sin sigilo, desangraron el néctar de mis sonrisas y alegrías
y bebieron toda lágrima de mi alma…
para que no fluyera un llanto
que vertiera sales de consuelo o esperanza
o un deshidratado cansancio soporífero al dolor…
finalmente, ya seca mi fútil y carnosa funda,
aunque materialmente intacta
y orgánicamente saludable,
y ya sin nada bueno,
incapaz de nutrir una razón,
mi existencia acabó sin vida,
pues lo único importante y esencial de subsistir
no se encuentra sobre los suelos de este mundo,
ni por debajo de sus rocas, ni en esas ráfagas ventosas,
tampoco entre el vaivén de sus vinosos pontos,
o cualquier galáctico rincón del universo,
conque el cuerpo es mero puente
que encarna al ser en el planeta,
mas el núcleo sustancial
es invisible e intangible,
aunque no ininteligible,
en tanto que no es el ser que tiene vida
ni es de ella dependiente en realidad,
pero es el ser la justa vida y la vida está en el ser…!

Y ahora tú, pedante novelista,
tú que fuiste epifanía y arcángel
en mis veranos más lozanos,
tú que me prometiste maravillas
pero fuiste mi ladrón de fantasías,
embustero de mi vaticinio,
devorador de júbilos y beodo de sollozos;
tú, astuto sinvergüenza,
cabrío del Malebolge
enmascarado de poeta,
tú, que me profanaste el corazón,
que me hiciste marioneta,
siervo de tus planes
y prostituta de tus letras,
tú, ya por fin maduro,
versado y loable literato,
hoy que a vuelapluma
van tus dedos salpicando
algunos raudos sonetillos
y vienen luego refinando
estrofas luengas y atinadas,
tú, finalmente experto
en versificadas narraciones,
cuentista y novelista,
filósofo ensayista
y, por supuesto,
tú, orgulloso reflejo
complacido del espejo
que en susurros y flirteos
atrae a tu oído atento
y con murmullos quedos,
te bautiza luego
como poeta excelso,
y aquí tú, de soberbio reino,
y allá tú, de arrogante imperio,
te insuflas tu propio ego…
(¡Qué patético criterio
y tal orgullo tan enfermo!)
Tú, que tanta admiración
presumes merecer
cada que plantas
unos signos de lenguaje
en un pedazo de papel
y además que se te deben
corona áurea y verdeante laurel
por tu apremiada sencillez
con que marchan tus yemas
seguras, parejas y precisas
al dictado de tu ingenio engreído…

Tú, imbécil letrado,
ahora que has usurpado
el poder de mi persona,
en este momento
que me has destrozado,
y luego esclavizado
las conductas de mi cuerpo,
aquí que me tienes atrapado
en un limbo deplorable
de existir sin una vida
o de vivir sin existencia,
hoy que al fin hemos logrado
ser ese afable escritor
de libertad prosaica
y aguzadas rimas,
ahora que me has orillado
a creer sin mucha duda
que la condena está en la vida
y en la muerte el albedrío;
tú, amado enemigo mío,
sentado en esta silla
dura y noguerada
de pronto te ves petrificado
sorprendido en tus intentos
de labrar una palabas,
y entonces me avientas tu mirada
con un paralizado atisbo
que ya no es frío
sino ahora tibio,
y adivinando tu consciencia
(o la mía o la nuestra)
hay un miedo que percibo
que viene veloz
e igual creciente
y sabes que es atroz,
imparable le presientes,
y ya no es miedo sino horror,
sientes pánico y terror,
y no obstante que deviene
no figuras qué es aquello,
no formulas ni una hipótesis,
ni teoría o siquiera pista alguna,
acaso es aquella incertidumbre
lo que amedrenta a tu emoción…
Y entonces tengo tu visión,
por primera vez me miras,
y me encuentras importante,
o más aún, te soy necesario,
me transformo imponente,
ya así, aunque te apoderes
de mi piel y de mis huesos
ya si fuera infinito
todo ese poderío,
no obstante que sea yo
el miserable subyugado,
es en este instante
de tan sólo verte
que se pone el yugo
en la palma de mi mano…

Ya se acerca la bestia,
querido escritor…

Ya casi está aquí…

Tus intrínsecos ojos,
más dóciles y tiernos
a cada paso del tiempo,
me gritan afónicos
urgiendo algún auxilio…

Como si yo supiera…
Como si yo pudiera…

Acaso por mi calma
asumes que algo tengo
o presumes que algo sé,
pero nada guardo,
tan sólo aguardo,
al igual que tú…
Mas la diferencia
está en la consciencia
pues tú te llevaste mi vida
pero me sembraste indiferencia…

¡Ah! ¡Eso es,
adorable poeta!
¡Es aquello lo que viene…!

Es la calcañar fúnebre
que retiembla nuestro agüero…

Queda claro todo ahora:
la literatura es el filo
de la guadaña de la Parca,
y si perínclito el autor,
más funesta la tajada…

¡Seas bienvenida,
vida de mi muerte!

¡Bienvenida tu suerte,
muerte de mi vida!