Recurso de Queja a Italianni's

Buenos días, queridos pabloletrahabientes…

Al parecer, nuestros no muy estimados capitalistas de Italianni’s han leído nuestro blog y me han enviado una carta ofreciendo disculpas. Si bien acepto de muy buena gana sus disculpas por parte de la gerente de tienda (Verónica Ríos), a pesar de la mala puntuación, el logotipo copiado y pegado desde internet en un documento de “Word”, y, lo que más me llamó la atención, que escribiera el nombre de la empresa donde labora con letras minúsculas; si bien, repito, acepto las disculpas de dicha persona, no acepto las de su superior (Ricardo Cachoúa,; quien puedo suponer es el gerente de área o algo por el estilo, ya que le fue enviada una copia del mail), puesto que nunca él directamente me mostró su inquietud en el caso.

Aunque debo aceptar que contestaron raudamente (justo al día siguiente de la queja), aclaro que me queda un muy mal sabor de alma la resolución que decidieron darle al asunto. Cualquiera pensaría que una empresa de dicho porte ofrecería más que una disculpa en unas cuantas letras en un archivo con extensión “.doc” (un PDF me hubiera parecido más adecuado).

En mi opinión, y después de que tanta gente tiene acceso a estos mis disparates, hubiera sido una buena estrategia de mercadotecnia ofrecer, por lo menos, unas tres comidas gratuitas para ser rifadas entre los lectores de este blog; después de todo, ellos son los que hablarán bien o mal del servicio del lugar.

Y mientras Italianni’s le da menos importancia al asunto, yo le doy más, mandando la queja a los periódicos de mayor difusión de la ciudad y pensando ubicar a mis compañeros críticos como Mario Beteta en el mal servicio del lugar, aunque estoy seguro que ellos solos se dará cuenta tarde o temprano del servicio que brindan en la pequeña Italia en México.

Esperemos que, después de este recurso de queja (como diríamos los abogados), nuestros compañeros de Italianni’s recapaciten su resolución y devuelvan el gusto por el manjar itálico.

Que tengan un excelente fin de semana lleno de aventuras y disparates…

Carta de Violeta

¿Acaso crees que me conoces? ¿Crees que por que me han tocado tus dedos, puedes presumir que me tienes para siempre? Sábete que estás en un error… Aquí quien manda soy yo.
No soy como cualquiera... Puedo ser alegre, acongojada o melancólica, pero siempre elegante y con un porte impecable. Tú… tú sólo eres uno más, en el sentido que no eres ni serás el único con quien he de estar. Debes saber perfectamente que siempre habrá alguien más que me trate mejor que tú y que me haga cantar de alegría y llorar de goce o me cuente sus tristezas más profundas mientras me abraza con la mirada… Tienes muy bien en mente que soy codiciada por miles…

Mas, no, no estoy enojada contigo; no aún cuando me buscas más estando triste que contento; no incluso cuando me hablas con torpeza y con aliento alcohólico, queriendo tocarme y, aún así, te hago caso; y tampoco me enfado por que me abandones por días enteros para irte de la casa con alguien más… ¿Celosa? Sí, siempre tendré celos y no en todo momento habrás de verme lista para ti ni dispuesta a tus caricias.

Y te acepto… te acepto por que, a pesar de todo, tienes un alma pura que sólo me muestras a mí y, de ese modo, puedo escudriñar el lugar más recóndito de tu corazón; te acepto por que hay cierta química entre nosotros que nos vuelve uno solo, pudiendo estar juntos por horas sin decir una palabra; podemos estar días escuchando la música que más nos gusta o, simplemente, mirarnos por minutos. Te dejo que vuelvas por que de un modo sé que siempre terminarás sentado frente a mí, pidiéndome con lágrimas que sane la profunda herida de tu alma o sencillamente para que te escuche o te cante una melodía que pueda ayudar a tu dolor.

Te conozco, probablemente mejor que cualquier persona… y sí, te quiero, por que tratas incansablemente de conocerme mejor, de entenderme, de hacerme reír y, cuando me miras, tus ojos se iluminan con un fuego apasionante.

Sé que a veces te desesperas y sientes ganas de golpearme, mas sé que nunca lo harías. Tenme paciencia, pues yo la tengo contigo; verás que de este modo podemos alcanzar nuestras metas.
Sé que en ocasiones no me atiendes por temor o pena de que te vean conmigo; sé que tenemos algo tan personal que en muchas situaciones prefieres que no hablemos frente a otras personas; pero, si alguien se me acerca, puedo sentir cómo te atrapan los celos. Pero, también, si alguien derramara su bebida sobre mí, sé que vendrías corriendo a defenderme.

No tengas miedo de mí; yo te amo… ¡Ámame a mí también! ¿Qué no hacemos una pareja perfecta? ¿Qué no te lo ha dicho la gente con una gran y sincera sonrisa?
Siempre estaré esperándote con los brazos abiertos, mas ten presente que nunca te seguiré. Te adoro, pero si me dejas, te desconoceré hasta que vuelvas a ganarte mi confianza, lo cual no será cosa fácil.

Date cuenta que estamos hechos el uno para el otro y nunca dudes de nuestro destino juntos. Es tiempo que decidas pasar unos minutos más conmigo, pues yo ya he decidido aceptarte como eres, sin juzgar tus más oscuros secretos ni burlarme de tus defectos. Te amo, date cuenta de ello, pues estando uno al lado del otro podemos hacer cosas inimaginablemente grandes; basta con que mires la historia del amor del hombre… Tú y yo… por siempre…

Te ama,
Violeta, tu piano…

Crónica de una Comida Dominical: Una crítica al Italianni’s

Domingo en la ciudad; mi novia y yo cumplimos cuatro meses de estar juntos y hemos decidido deleitar el paladar con una pasta italiana, por lo que resolvemos ir a Italianni’s. Como tuve el honor de trabajar ese mismo día por la mañana, el tiempo no estaba de nuestro lado, por lo que acertamos que la mejor opción sería ir a la sucursal ubicada en Coapa, la cual era la que quedaba más cerca en ese momento.

En fin, estacionamos el coche y encaminamos nuestras trapas hacia el lugar aquél.

–Buona sera –dice la hostess en un intento de acento italiano, aunque más tirándole a veracruzano.

–¿Dos personas?
–Claro –respondo.
–¿A nombre de quién? –pregunta nuestra italiana jarocha.
–Pablo N****.
–¿Pablo N****? –cuestiona la de la entrada.

En ese momento pensé dos cosas: Primera, mi capacidad de entonar correctamente las palabras ha decaído en los últimos años o, segunda, nuestra anfitriona tiene problemas de audición.

Finalmente somos conducidos a una mesa cerca de la cocina (o de la cucina, como venía en la carta). Tomamos asiento y nos informan que pronto vendrá un mesero llamado Leonardo a atendernos. En el lugar hay demasiado murmullo, mucho ruido, nada de música y muy pocos meseros; se siente un ambiente tenso, acalorado, incómodo.

Esperamos unos cinco minutos y llega aquel Leonardo a dejarnos un par de menús, mientras prepara una especia de salsa para pan en un pequeño plato (una salsa con demasiado vinagre, en mi opinión). Se retira y nos dedicamos a leer la disparatosa carta de alimentos, donde se ofrece la presentación de los platillos a modo de historias italianas, lo que se presta a leer todo aquello.

No habíamos repasado ni la mitad de la carta cuando llega Leonardo a preguntarnos si ya deseábamos pedir; indico que seguimos viendo la carta.

Terminamos de leer la lista de alimentos, y mi novia y yo discutimos acerca de si debiéramos pedir dos platillos o uno para ambos, cuando llega de nuevo aquel que atiende las mesas a preguntar si ya nos podía tomar la orden, a lo que, con un seña, hago entender que más tarde. Cabe recalcar que no me hubiera molestado su impertinencia de haberlo hecho con siquiera una sonrisa, pero la intención era claramente despacharnos en un segundo, pues el lugar estaba repleto.

Finalmente, decidimos pedir una pasta con albóndigas para ambos como entrada, si después de aquello quedábamos con hambre, pediríamos algo más.
Al voltear pudimos observar que Leonardo estaba en ese instante recibiendo a unas tres personas en la mesa de al lado, brindándoles los menús. Una vez que hubo terminado, mi novia le llamó… No hubo respuesta… Volvió a llamarle en tres ocasiones y nada. Mi novia tuvo que levantarse y hacerle señas para que nos dijera: “Ahora los atiendo…”

Debemos aclarar dos cosas: Primera, el mesero que “no escuchó” el llamado de mi novia, estaba a menos de medio metro de ella y, segunda, era claro que el que nos atendía se había propuesto a realizar cierta venganza ante nosotros por no decidir prontamente los alimentos que comeríamos, ya que permaneció inmóvil hasta que la mesa de al lado leyó la carta y ordenó su comida; luego, se dio un tiempo para visitarnos, justo antes de que resolviera pedir que otro mesero nos atendiera.

Después de que hubimos ordenado, le pedí amablemente la carta de vinos, la cual me trajo luego de que se la hube pedido dos veces. Resolví probar el vino de la casa, pues pienso que es algo que habla mucho del restaurante donde se sirve, ya que es, finalmente, un vino que lleva el nombre del lugar.

Finalmente, llega nuestro platillo, el cual tenía una presentación agradable y de buen aroma; no obstante las albóndigas era dos pelotas enormes de carne: Yo hubiera preferido que, con la misma cantidad de carne, hubieran hecho más cantidad de albóndigas y de menor tamaño. Nos servimos (el mesero no tuvo la atención de hacerlo) y nos damos cuenta de que no han traído el parmesano, por lo que tuvimos que pedir que nos lo trajeran… a tres meseros distintos en más de cinco ocasiones…

Después de que nos hicieran el favor de llevarnos un tipo salero casi vacío del queso aquél, tuve que recordar a nuestro atento caballero que me hacía falta mi copa de vino.

Una vez que trajeron mi vinoso pedido, pudimos comenzar con las viandas… Ya se habían enfriado… El vino tenía un ‘bouquet’ demasiado ligero, una textura cuasi-transparente y, al probarlo, un sabor acuoso, con una ligera sensación en la garganta de vino tinto: Efectivamente, era simplemente un vino, probablemente un ‘merlot’, rebajado con agua simple.
Advertí de esto a nuestro bien querido Leonardo, a lo que respondió: “Es el vino de la casa”; no sé tú, querido lector, pero yo, el vino que tomo en mi casa, no lo rebajo con agua. Además, ¿por qué ese instinto de insultar al vino de la casa, si es precisamente del que mejor debiera hablarse?; ¿qué no representa el vino de la casa al lugar, así como él como mesero al nombre del restaurante?

–¿Me quieres decir que aquí el vino de la casa lo rebajan con agua? –pregunté a modo de hacerle ver el error en su respuesta.
–Así viene de la botella…

Dos cosas: O eso es una mentira, o la botella tenía una fuga de agua.
–Permítame un segundo –aclaró finalmente y se metió a la cocina.

Terminé mi platillo (un poco decepcionante, debo decir: Una salsa tipo ‘pomodoro ‘ bastante ácida) y, después, llegó el mesero con una nueva copa de vino:

–Pruébelo por favor, este es una uva distinta…

Lo probé y, debió ser una uva del mismo viñedo, pues el sabor no cambió. Le indiqué que era el mismo vino, pero le comenté que lo dejará así, pues, de cualquier modo, ya había terminado de comer y mi novia empezaba a sentirse mal del estómago (sí, era por el desequilibrio astronómico… perdón, gastronómico, del “Ph” de la comida).

–¿Les retiro? –pregunta nuestro servidor.
–Lo más pronto posible, de favor… y tráeme la cuenta.

Sí, nos quedamos con un poco de hambre y con ganas de un buen postre, pero más dulce fue la idea de podernos retirar de aquel lugar.
Al llegar la cuenta de unos $220 MXN, pensé: Generalmente se deja el 10% de propina; si el servicio es bueno, un 15% y, si excelente, un 20%... Pero, ¿qué pasa cuando el servicio es malo o pésimo? Decidí dejar la mitad de la propina junto con un recado en la nota de la cuenta que versaba:

“Opino que un mal servicio merece la mitad de la propina… Pablo Letras”

Debajo de la nota, un billete de $20 MXN… partido por la mitad.

Créeme, estimado lector, no me dolió partir aquel billete: lo valió cada centavo.



¡Bonita semana a todos!

Un Jueves Cualquiera (o despertando con los Wilburys)

Despierto… Por alguna razón extraña tengo en la cabeza una melodía que no puedo sacarme de la mente… Puedo escuchar un arreglo de Jeff Lynne con el acompañamiento de Bob Dylan y la trémula voz de Roy Orbison en el oído izquierdo, mientras la guitarra de George Harrison resuena sobre mi oído diestro… Se trata de “Not Alone Anymore” de los Traveling Wilburys, un grupo formado en los ochentas por lo mejor de lo mejor: BOB DYLAN, considerado por encuestas públicas de varias revistas británicas de gran importancia como el mejor compositor contemporáneo, justo por encima de John Lennon; GEORGE HARRISON, considerado dentro de los treinta mejores guitarristas de todos los tiempos y guitarrista principal de la banda más popular de todos los tiempos: The Beatles; ROY ORBISON, músico de una voz inigualable capaz de cantar dentro de un rango de tres octavas; TOM PETTY, líder de los Heartbreakers (sí, ese que compuso la canción de “Free Falling”, donde sale Tom Cruise cantando en el coche durante la grabación de Jerry McGuire); y JEFF LYNNE, guitarrista de los Electric Light Orchestra, banda muy popular en los setentas, y productor de grandes artistas de la época.

Me levanto… son las nueve con cuarenta minutos… Definitivamente es buena hora para despertar: totalmente descansado, pero a buena hora para no perder la mañana.

Bajo a la cocina, me preparo un café… No, mejor un latte… un “cajeta-latte”; y de comer, unas quesadillas… con espinaca, aguacate, crema, salsa… Sí, es un buen día para hacer algo grande de cosas ordinarias.

Después, recuerdo que mi computadora fue restaurada hace poco, por lo que se des-configuró la impresora y ahora no he encontrado el CD de instalación… He decidido buscar el software y bajarlo desde internet… Después de unos momentos logro encontrarlo… Está en portugués… Bueno, qué más da, que se quede en portugués, mientras imprima en español…

Mientras se instala aquello, abrazo a mi guitarra y me dedico a perder el tiempo improvisando sobre una escala mayor de blues compuesta… Finalmente, aparecen en la pantalla unas palabras que, aún no reconociéndolas, se pueden interpretar como: “La instalación ha sido exitosa”…

Apago la computadora: Es hora de una buena ducha…

Hablo con mi novia para desearle un buen día, mientras escojo la ropa que me habré de poner hoy… algo sencillo, sin mucho qué pensar: Unos jeans, playera de cuello redondo y mis converse negros…

Entro al baño y me miro en el espejo… “Hace mucho que no me rasuro completamente el rostro…”, pienso y saco la máquina de afeitar y el rastrillo mientras pongo un disco de aquél grupo con el que desperté en mis pensamientos: The Traveling Wilburys.

Mientras canto y me muevo al ritmo de la música (cosa que solamente haría a solas frente al espejo), me dedico a alisar mi cara por completo: Gel de afeitar y rastrillo marca Gillete y, a falta de un buen ‘after-shave’ restaurador como el de Nivea, uno lleno de alcohol y aroma marca Prada (venía de regalo en un ridículo gran estuche con la loción). Con cuidado, y haciendo caso a la letra de “Handle With Care” (canción que daría pauta a la formación de nuestra querida banda musical), llevo a cabo la faena de dejar mi rostro como piel de durazno, esperando no amanecer al día siguiente irritado por debajo de la barbilla.

Después de una fiesta personal bajo el agua de la regadera al ‘beat’ de “Last Night” y “Rattled”, me propongo a visitar a Violeta, mi piano, para divertirnos unos momentos.

Luego de subir y bajar por las teclas de mi fiel amante musical, por algún azar del destino, mi madre me llama: Quiere que le enseñe a jugar ajedrez.

Tenía años sin tocar las piezas de dicho tablero… Le explico y comenzamos el juego… Minutos después, estamos entrados en la batalla.

Sin fijarnos en el paso del tiempo, finalmente mi mamá me dice: “Se te hace tarde para el trabajo”; a lo que respondo: “Terminemos nuestro juego”. Y mientras lo hacemos, me doy cuenta de que el principal objeto de dicho juego, no es sólo aprender a mover las piezas, sino medir las consecuencias de cada tiro que hacemos, tal como en las matemáticas al buscar el mejor método de realizar una integral en cálculo, tal como en la vida misma; y en ese preciso momento me doy cuenta de que he tomado la decisión correcta: Cuando mi madre muera, recordaré esa partida de ajedrez y no el haber llegado temprano a la oficina; me vale más unos minutos importantes con un ser querido que obligarme a la rutina social.

“Jaque Mate”, digo finalmente, y mi madre sonríe, cosa que no haría ningún otro contrincante, y eso me llena el alma de gratitud, de utilidad, de felicidad al saber que, después de tanto que me ha enseñado mi madre sobre la vida, tuve el honor de mostrarle un poco de mi conocimiento sobre algún tema.

Después de ello, comemos juntos, si prisa, tranquilos, contentos. “Ahora sí me tengo que ir, madre”, comento, y le beso; ella me da una bendición y me voy…

De camino a la oficina, escuchando “Cool Dry Place” de nuestros ya bien conocidos Wilburys, doy gracias al universo por un día simple… hermoso empero…

Es un buen día para ser un jueves cualquiera, pienso y sonrío a la vida…

Trabajo arduo en la oficina; salgo, voy al Oxxo y me hago de un Jacko (Jack & Coke), el cual saboreo mientras me fumo un tabaco rubio cubano… Llegando a casa escribiré mi día…


P.D. Llegué justo a tiempo a la oficina.

Música: El Alma del Todo

Finalmente, la última parte de nuestro escrito...


MÚSICA: EL ALMA DEL TODO (cont.)


El Objeto de la Música

La música es algo tan genial que puede transformarse a sí misma en miles de colores y formas y que, del mismo modo, puede transformarnos a nosotros mismos. Talvez John Lenon y Bob Marley, entre muchos otros, entendieron esto y se dispusieron a componer canciones provenientes del alma para curar toda esa malicia que existe en la humanidad; ellos intentaron hacer ver a la gente que todo es lograble, posible con una tonada; creían fielmente que si entendíamos o aprendíamos a escuchar desde el alma, era posible alcanzar una paz verdadera; ellos lucharon por hacernos ver que todo mal tiene una cura, una medicina: La música.

Cuando sintamos que todo va mal, un “Three Little Birds” siempre nos recordará que lo único importante en este mundo es disfrutar las cosas más sencillas; cuando sintamos que el mundo se hunde a sí mismo en un vacío oscuro, basta un “Give Peace A Chance” que nos recuerde que unidos por un mismo ideal podemos hacer una voz inmensa que haga temblar al mundo; cuando quedemos sin motivación, un “Imagine” nos dirá que vale la pena luchar por una meta que pareciera inalcanzable…
Música al despertar; música camino al trabajo, en la escuela ; música al cocinar, al ducharse, en una fiesta y antes de dormir; música aquí, allá… Música al escribir estas letras. Desde el metal de Mastodon a la elegancia de Sinatra o Morrisey, la música nunca nos traicionará y, por el contrario, siempre estará con nosotros a pesar de todo; ya sea en un reproductor o en nuestras cabezas, tarareando mientras barremos la cochera, aspiramos nuestros cuartos o ignoramos a quien nos habla por que: “Traemos la música por dentro”…

No pongamos fronteras en la música; no juzguemos a la música antes de escucharla o sentirla; demos una oportunidad al rock, al pop, a la electrónica, al reggae, al funk, al metal, al flamenco, al mariachi, a las rancheras… Recordemos que la música no nos juzga por quienes somos; no hay por qué juzgarle a ella por pena o miedo a no ser aceptados por los demás. La música nos ama a todos; dejemos que lo haga y amémosle de vuelta…

Dulce, amarga, ácida; negra, rosa, blanca o gris, la música siempre existirá. Aún cuando el hombre muera, los pájaros seguirán trinando y el mar llevará su ritmo; los positrones seguirán reventando en el universo haciendo su “click” sempiterno y las galaxias seguirán su danza elegante por los siglos de milenios. La música, tan abstracta que cabe toda en el centro de nuestras almas y tan objetiva que se encuentra presente en cada rincón de todo… La música…

No son vanas las palabras de John Miles: "Music was my first love
and it will be my last; Music of the future and music of the past. To live without my music would be impossible to do. In this world of troubles,
my music pulls me through..."

Me gustaría que vieran, escucharan, sintieran la música como yo lo hago; como algo tan importante que se convierte, finalmente, en el alma de todo…

Música: El Alma del Todo (segunda parte)

Y he aquí la segunda parte de este brevísimo ensayo (sólo tiene 3 partes).

Sin más...


LA MÚSICA: EL ALMA DE TODO (cont.)

La Transmisión de Ideas y Emociones en la Música

No puedo hacer más que ensimismarme al escuchar el primer movimiento (adagio) de la sonata n°14 de Beethoven, mejor conocida como “Moonlight Sonata”. Creo, a mi ver, que es una de las canciones más hermosas y excelsas jamás escritas… El hecho de que sea una melodía sin letra ni voz, y que sea una auténtica sonata (es decir, a un solo instrumento: piano), hace que se vuelva un tanto misteriosa; es algo que, escuchándole detenidamente, nos llega directo al alma y nos hace sentir o soñar efectos inexplicables… Talvez por eso el título original fuera "Quasi una fantasia"…

Y, ¿qué podríamos decir del segundo movimiento del Concierto de Aranjuez el famosísimo Huapango de Moncayo? He de aceptar que he llegado a llorar escuchando estas canciones; como si un saetazo etéreo aguijoneara el centro de mi esencia…

Es realmente impresionante cómo una canción puede ponernos en un estado casi elíseo. Un buen “beat” puede perfectamente ponernos en el ánimo para una fiesta, un piano épico puede inclinarnos a actos triunfales, o un sonido acústico ponernos a pensar en una meta que sólo en sueños pudiera alcanzarse. ¿Cuántas veces estando tristes no nos ha cambiado el gesto una sencilla melodía?

Lo único en este mundo que puede cambiar nuestro estado de ánimo en menos de treinta segundos es la música…
¿Cómo es posible que algo que entra a nuestros oídos pueda ejercer un efecto tan profundo, incluso más que un vídeo o película?


Viendo la Música

El único sentido absoluto que posee el hombre por nacimiento es la vista: Podemos ver claramente en un instante, de un concepto u objeto, la forma, el color, distancia aproximada, etc… Alguna vez hemos escuchado el concepto de “oído absoluto”; esto se refiere precisamente a ello: Poder distinguir eficazmente la nota, el timbre y de dónde proviene el sonido. Y creo que precisamente este es el punto en el que la música se vuelve tan importante para el hombre, pues es algo que podemos entender poniendo atención o que simplemente podemos dejar que pase directamente a nuestra alma. Es algo muy parecido a la esencia del hombre: algo siempre perfectible. La vista requiere, generalmente, de toda nuestra atención, mientras la música nos permite hacer algo más mientras la escuchamos.

La música es algo necesario en la vida del hombre: No existe persona a quien no le guste la música, pues hay suficientes géneros para todo individuo.

Sí, la música es de todos y para todos...

Música: El Alma del Todo (primera parte)

Les dejo algo nuevo que he estado escribiendo (Ah, sí, tenemos nueva imágen en el grupo de Facebook, como pueden ver... espero les guste)...


MÚSICA: EL ALMA DEL TODO

Introducción

Me gustaría que la gente pudiera escuchar, sentir la música como yo lo hago…

¿Alguna vez te has detenido a descomponer una canción en cada una de sus partes, de sus sonidos y pensar en qué pasaba por la mente del autor o del productor en ese momento o a la hora de componer la canción? ¿Por qué existe un “Watching The Wheels” de John Lennon, o qué llevo a McCartney a construir una obra como “Let It Be”? ¿Por qué los Traveling Wilburrys emanan esa cierta vibra de libertad al grabar? ¿Será por la amistad tan grande que existía entre Bob Dylan y George Harrison? ¿Cómo es que los Stone Roses logran un sonido tan extasiante o los Doors una esencia que incita al vicio? ¿Por qué asombra tanto la genialidad de Fred Mercury al perfeccionar a tan alto grado las canciones de Queen, o la excentricidad de David Bowie en la composición experimental? ¿Cómo es que existen grupos difíciles de digerir y que, finalmente, después de escucharles varias veces y entenderlos un poco, nace ese gusto en algún rincón de nuestra alma?
¿Qué llevo a Alan Parsons (ingeniero de audio de Pink Floyd y que posteriormente formaría su propia banda con varios temas conocidos hoy) a inventar el sonido cuadrafónico? ¿Por qué se inventa el sonido Dolby? ¿Qué lleva al hombre a evolucionar los métodos de reproducción de audio (del vinil al casete, al cd y al mp3? ¿Por qué cada vez hay más y más variedad de efectos musicales y de sonido en las grandes producciones?

No hay duda que cada artista deja un pedazo de sí mismo en el alma de la música. Que no nos asombre la cantidad de géneros que existen hoy en día en este arte. La música es un poder que se nutre de pensamientos y sentimientos de quienes se atreven a conocerla.
Creo que la música es subestimada en el sentido del poder que posee y la posibilidad que tenemos de abrazarle en cualquier lado…


El Alcance de la Música

Es increíble lo alto que ha llegado el hombre para poder escuchar música. No es lo mismo despertar con un espantoso sonido prefabricado de una alarma/despertador que con una melodía que tiene el poder de ponernos de pie de un salto, abrir los ojos con una gran sonrisa mientras estiramos nuestros músculos, una motivación cantada, pensar en quien se extraña, un recuerdo de la noche anterior, una tonada que nos es himno de nuestras amistades más cercanas, unas notas de voz de nuestro amor, o un recordatorio de que no queremos ir a trabajar pero debemos hacerlo por que debemos superarnos o tenemos bocas que alimentar, o, sencillamente, una canción que es como una flecha directa al ego, a la razón, a nosotros mismos individualmente… es algo sólo para ti… Y en vez de golpear el despertador para indicarle que ya nos despertamos y no queremos que nos moleste más, nos levantamos contentos mientras dejamos que la música corra de nuestros oídos a nuestra sangre y nos llene de energía para un nuevo día.

Es una verdadera bendición la época en la que vivimos, donde tenemos toda la música del mundo y de todos los tiempos al alcance de un dedo. Tenemos música al correr por un bosque, caminar por un parque, en transporte público y privado, en cada persona, en cada cabeza, en cada mundo… Es algo realmente impresionante ver cómo la música es algo tan importante que debe estar presente en las manos de toda persona en el mundo… Si miramos atrás unos cientos de años veremos que la única manera de escuchar una melodía era sabiendo tocar un instrumento o asistir a un concierto/fiesta. Hoy podemos encontrar esta mezcla de notas y silencios en el lugar más remoto de la Tierra…

La música es tan importante como la necesidad de comunicación del hombre; de hecho, la música es un medio artístico de comunicación, de expresión y que, no obstante, puede ser interpretada de mil formas distintas por cada persona. Talvez es por ello que es algo tan estrechamente vinculado a la telefonía, a la computadora, etc…
¿Cuánto no transmite una canción? Una cuantas notas pueden decir más que mil palabras…