pOeMa EmOo (Una Sátira Blanca)

El otro día andaba de ocioso y me puse a navegar por los mares de la red internacional (o dígase Internet); me llamó la atención toparme con poemas y "cosas" sobre los emos. Así que decidí hacer una pequeña sátira sobre ello.

Cabe mencionar que esto es una sátira blanca, es decir, sin ánimos de ofensa: Si eres emo, no te preocupes... ya se te pasará...

Sin más...



"pOeMa EmOo"


/))_● <-- sTe sOi iO


xQ t vaZ sIn deCr aDioSs?
XkE m SanGrAa mI ♥???
nO sBs Ke T AmO kMo nDie,
MiS (o_O) LloRanN SaNgr3

t Di eN tS ManoOz
Mi ♥ pAlpiTant3
tE pReSsenTé A mi h3rmAnO
y tE vOlviZteE sU amAnt3

x_X

hOy zE muEr3 n Mi
La LuZz qUe tUvO mi AlmA,
sE aPagO el ☼ eN ti
xKe tU ia nO m3 amAz

Xx♂♀xX

iA m3 Voi a uN mUndO l3janO
dOnd3 miSs LagriMas NoO sEaN d AcIdoO :..(
y 3speRo Ke tU i Mi h3RmaNoO
sE mAteN y mu3raN rApidO ♣▂▂▂rip


FIN


Y con esta corta parodia me despido, esperando que todos tengan una excelente semana disparatosa...

Soy Feo (Una Lección de Actitud)


Despiertas… Al salir de la ducha miras tu imagen en el espejo… Hoy existe algo que te hace sentir inseguro, vulnerable… Alguna imperfección pequeña, pero para ti es algo que puede verse hasta Marte; o algún detalle en el alma que simplemente está fuera de lugar; o talvez un aguijoneo en la mente que se te antoja visible a los demás… Hoy es un día que se te acomoda: te sientes triste, malhumorado, sensible y, lo peor de todo, se nota; además, peor aún, a nadie le interesa. Sientes que a nadie le importas: Ni un mensaje en el celular, ni un recado en el MSN, ni un correo en tu bandeja de entrada… Nadie responde a tus publicaciones en el Facebook… Eres un fantasma… Intentas comunicarte con la gente y no responden… No, no eres un fantasma, eres una molestia, un estorbo para el mundo. Todos parecen felices y ocupados. Tú… tú eres un inútil, un relegado, un quita-oxígeno para el planeta.

Entras en pánico y comienza la desesperación… Hoy existe algo en el aire que te vuelve invisible, exiliado… Mejor dicho, hay algo que no existe en ti: algo de ti ha muerto en este día. Nada de lo que haces parece estar bien y las únicas palabras que se te dirigen, no son de consuelo, sino de agresión o desprecio…

“¿En dónde desperté hoy? ¿Dónde está mi mundo? ¿Dónde mi dimensión? ¡¿Qué es lo que pasa?!”

Ni la ropa ni el peinado te sientan bien; te sientes demacrado, repulsivo… Hoy eres feo.

Lo irónico, es que bastaría el interés de una sola persona, cualquiera, para que tu día cambiara… Mas ello no sucede… Pasan las horas lentas y puntilleantes frente a tu cara, justo en ese reloj que se burla de tu congoja a cada segundo.

La desesperación es tal que quisieras dormir, morir por un día e ir a los pies de Dios y llorarle un mar… ¡Cómo quisieras adelantar el tiempo!

Finalmente, te resignas… “Que pase lo que tenga que pasar…”

Y, en ese instante, como si alguien te perdonara o entendiera que has aprendido la lección (¿cuál lección?, no lo sabes), tu situación cambia. Sonríes y, de pronto, el mundo se endereza.

Vuelves a casa, al hogar, a tu guarida, a tu lugar seguro; te miras en el espejo… “Mañana será otro día… Un buen día…”

Vas a la cama, cierras los ojos… Mañana dejarás de ser feo…

***************************************************

Que tengan todos ustedes un excelente fin de semana lleno de disparates e imprevistos...

Breve Ensayo Sobre Las Decisiones (o Del Hubiera)

“Hubiera…”

Un verbo que se refiere a un acto inexistente, una palabra que nos indica que pudimos actuar de modo distinto en el pasado y que, finalmente, creemos que resultaría en un presente alternativo más confortable, más pacífico o, simplemente, menos penitente. Mas, ¿qué nos lleva a pensar en ello? ¿Por qué nos gusta soñar con un presente distinto al que vivimos? ¿Por qué ese afán de querer volver el tiempo atrás?

Sería fácil dejarlo ir todo pensando en que todo está dictado por el destino, mas eso sería una forma de engañarnos a nosotros mismos. Si queremos librarnos de un problema, debemos ahondar en la raíz que le generó; es decir, ¿cómo podemos dejar de arrostrar (sí, arrostrar, no arrastrar) un pasado que nos resulta en un presente incómodo?

Examinemos…

Antes de resolver nuestra cuestión, debemos hacer la pregunta adecuada. No podemos preguntar qué fue lo que sucedió o qué estuvo mal; lo correcto es profundizar en nosotros mismos: los actores de la situación. Si nos interrogamos con el “¿qué estuvo mal?”, la respuesta no nos dará un resultado deseable, pues aunque descubramos cuál fue el error, ello no cambiará nuestra situación actual. Lo ideal, pienso, sería preguntar: ¿Por qué actuamos en ese instante de esa manera?

Algo que me ha servido mucho en mi vida es ver que las personas constantemente juzgamos el “qué” y no el “porqué”. Es decir, no podemos juzgar el acto en sí, sino al actor. Si nos enteramos de que alguien mató a otra persona, inmediatamente lo juzgamos sin piedad; mas lo correcto es profundizar el porqué actuó de ese modo; y es imposible conocer toda la vida, eventos y circunstancias del perpetrador, por lo que juzgar a alguien es algo que siempre haremos sin las bases suficientes (quiero pensar que si las leyes siguieran este método de entender todo lo que lleva a alguien a cometer un acto criminal, no habría una sola persona en las cárceles).

Mas, ¿podemos juzgarnos a nosotros mismos?

Desde luego que sí, si es que nosotros mismos conocemos toda nuestra vida; pero, por otro lado, nadie puede acordarse de todo lo que ha vivido ni los estragos que nuestras circunstancias han hecho en nuestro psique (nuestra mente o, mejor dicho, nuestro subconsciente). ¿Por qué, entonces, juzgamos nuestro modo de actuar en el pasado si no nos encontramos hoy en las mismas circunstancias?

Creo que juzgarnos a nosotros mismos, por lo tanto, es inútil y mal hecho, pues, repito, no tenemos las bases suficientes para hacerlo. “Yo soy yo y mis circunstancias”, decía un filósofo español, y mucha razón tiene en ello. Nosotros nos convertimos en algo distinto dependiendo de todo lo que nos rodea en un momento determinado. Si actuamos de un modo, es por que en ese preciso instante pensamos que nuestra decisión era la correcta o la “menos peor”.

Si entendemos que la decisión fue motivada por unas causas exactas y precisas, tanto internas como externas, que se conjugaron en un instante, entonces, podemos estar tranquilos de que hicimos lo correcto, pues, ¿en quién pudiésemos confiar más, sino en nosotros mismos?

Debemos estar seguros de que nuestras decisiones se basan en una cadena de razonamientos que dan como resultado el elegir la mejor opción; es imposible hacer una decisión incorrecta… Repito: ES IMPOSIBLE HACER UNA DECISIÓN INCORRECTA, pues no podemos ir en contra de nuestra propia naturaleza de elegir egoístamente lo que es ideal para nosotros mismos en ese santiamén. Y, así, no podemos arrepentirnos de nuestro pasado, pues podemos estar inequívocos de que fue lo mejor que pudimos elegir.

Y con esto concluimos nuestro brevísimo ensayo, donde hablamos del pasado… Habrá que hablar del futuro en otro momento…

Querido lector, jamás te arrepientas, pero ten en mente que tu presente siempre será mañana tu pasado. Te deseo una vida llena de libres decisiones…

Mi idea de un comercial...



Era uno de aquellos días donde, por alguna extraña razón, tenía tiempo y ganas de ver la televisión (o el televisor, como gusten llamarle). Puse especial atención en los comerciales, pues me surgió una opinión: “Creo que pudieran esforzarse más…”

Pasaron unos días y me encontraba ahora en un supermercado, donde unas edecanes ofrecían muestras de distintos productos para animar a las gente a comprarlos. Fue entonces cuando me surgió la idea para un anuncio…

Imaginemos que estamos haciendo un comercial para un producto para bebés: alguna de esas bebidas lactosas con vitamina J y G2 unidas con cadenas de aminoácidos súper heroicas con una serie de proteínas de anabólicos mezclados con Omega 365.2834 y Zinc atomizado nuclearmente y con los beneficios de la soya transgénica de las selvas de Madagascar (o no sé si todavía tenga el nombre de República Malgache)… o algo así…

El Comercial Disparatoso…

La toma comienza con una madre haciendo las compras con su bebé, el cual está sentado en el carrito del supermercado, disfrutando de su chupón. De pronto, se acerca una promotora ofreciendo nuestro producto (llamémosle Leche Mido) para el infante. La madre acepta, le quita el chupón a su hijo y le da la muestra de Leche Mido; el hijo lo bebe y vuelve a meterse el chupón a la boca.

Continúan haciendo las compras…

(La toma cambia: ahora están en las cajas haciendo la fila para pagar)

El niño de pronto toma una revista y la tira al suelo.
Una señora grande, formada detrás de ellos, expresa en un tono despectivo: “¡Ay, escuincle!”

(En ese momento de pronto se hace un silencio repentino; La cámara hace un acercamiento enfocando al bebé)

Lentamente, el niño detiene el vaivén del chupón en su boca; lo toma con su mano y lo saca de su boca. Luego, lanza una mirada fría y penetrante hacia la señora y le dice:

“Honorable y añejada señora, permítame reacomodar las ideas que revuelan en su cabeza. Primeramente, el que usted juzgue la acción de un infante es terriblemente más insolente que el acto mismo, pues tenga en cuenta que mi mente es tan fresca como todo lo contrario de la suya; si bien nos basáramos en la metodología cartesiana del “Je pensé, donc je suis”, podríamos ver honestamente que yo, como no pienso, aún no existo; mas ahora que tengo la razón abierta como una “Orchidaceae” en el pleno de suya vida, podemos resolver, a partir de la premisa, que ahora soy yo más que usted, pues, entre más pienso, más existo. Mas, excluyamos por el momento el pensamiento racionalista y enfoquémonos en el dilema…”

NOTA: Nótese en esta nota que anoto entre mis notas, que para este momento, tanto la señora como la madre del niño, al igual que la cajera y las personas cercanas, se encuentran boquiabiertas y estupefactas ante el hecho de que salga una hermosa voz de locutor por parte del infante, así como una perfecta elocuencia y lucidez en el habla.

“Usted se enfoca en el “qué” de la situación, mas no ve más allá. Si bien se concentrara usted en el “porqué” de la situación, vería que he tirado la revista con la sencilla intención de cubrir una plátano que, sin querer, cayó del carrito del súper en el que me encuentro; y ello con el fin de que usted, fastuosa dama cuasi senil, no se resbalara y se quebrara todos los huesos de su endeble soma. Así, me despido de usted, no sin antes dejándole la faena de reflexionar en el “il fine giustifica i mezzo” del perínclito Maquiavelo… Que tenga buena tarde…”

(Y en eso la pantalla se cubre con el nombre y el slogan del producto:)



(Cambia la toma: La mamá se aleja con el carrito del súper y el niño adentro del carrito; la cámara por detrás de ellos)

“¿No detestas la ignorancia, mami?”


La mamá detiene en seco el carrito y se termina el anuncio...

Poema ganador...

Un domingo, bonito día para cocinar el poema ganador...

Fueron varias las propuestas para el tema de un buen poema y, como eran todas grandes ideas, decidí, al estilo disparatoso de Pablo Letras, meter todo en una cacerola para ver qué salía...

Las propuestas fueron:

*El destino
*El reflejo de lo que no te gustaría ser
*Cuando los malos tratan de hacer de lo malo lo mejor
*El reven


Y además, un tema que me había propuesto alguien de ustedes por mensaje: La soledad.


Así, sin más, aquí les dejo el resultado, totalmente versificado (es decir, con métrica) de nuestros disparates (puse en en el poema los temas con letras mayúsculas para que pudieran localizarlos más fácilmente):

"El Desprendimiento de Una Soledad"

Despertar por la mañana,
abrir los ojos hacia el mundo,
otra vez saberte vivo,
real, presente y tan solo…

Te levantas sin las ganas
que alguna vez tu cuerpo tuvo,
lamentando aquel fastidio
de ser tú mismo y nunca otro…

Has dejado ya la cama
teniendo en mente algo oculto,
tan secreto que hay delirio:
La SOLEDAD está en tus hombros…

¿Es acaso que tu alma
se ha vestido ya de luto,
resignada a su DESTINO,
o simplemente estás ya loco?

Mas te llega alguna calma,
que te circunda a su gusto
y detiene ese sismo
y te serena poco a poco…

¿Soy así por una falta
del propio hado, o por susto
de la crítica del filo
de las mujeres y hombres todos?

Y entre mil ideas pasan,
recorres lento tuyo curso
y detienes tu camino
ante el reflejo de tu rostro…

Y tus ojos te repasan:
“Hay algo mal, hay algo absurdo…
Quise tanto a mis vicios
que ahora ido ya me noto.”

“Miro mi reflejo
en este vil espejo;
Mírome y le dejo…
volteo y me alejo,
pues, no siendo viejo,
admírome añejo…
¿Hay algún consejo…?
No tomes más ajenjo…”

EL REFLEJO DE LO QUE SOY
NO ES LO QUE YO QUISIERA SER
,
pues quisiera mirar un sol
y no un triste atardecer…”

Y te grita tu propia esencia
que bien pudieras ser un astro
si cambiaras hoy tu conciencia,
todo pasado, todo rastro…

“Tengo el alma como veneno;
soy como bestia, algo raro,
QUIEN INTENTA VER DE LO MALO
LO QUE CREÍA QUE ERA BUENO
.”

Pero vale más caer
para mañana levantarse,
que jamás precipitarse
sin ver del mundo suyos pies.

Y te sube la autoestima;
una sonrisa se te marca;
escalando hacia la cima
de alguna vida sosegada.

“¡Venga, hoy es ese día
donde el arcángel váse al cielo,
el soldado vuelve a casa,
y yo sonrío a la alegría!”

Sal, conoce a toda gente
y no les muestres ni un diente;
hoy descansa ya tu mente
que el corazón está presente.

“¡Vida mía, confidente,
vamos a aquel Seven Eleven;
veinte Jack’s son suficientes
para empezar el magno REVEN!”


¡Recuerden que pueden mandar cualquier propuesta para el blog en un mensaje, publicación en el muro del grupo o del perfil de Pablo Letras o mandando un mail a pablo.letras@yahoo.com !

Esperando que hayan tenido un excelente fin de semana, me despido...

EL LUGAR DEL BUEN PENSAR: Un Relato Personal

EL LUGAR DEL BUEN PENSAR:
Un Relato Personal

¿Has sentido de pronto una necesidad reflexiva; ese momento donde te grita el “yo” interior que debes detenerte un momento y pensar sobre lo que has hecho y lo que será de tu futuro?
Hoy siento esa reminiscencia: Debo detener el mundo unos minutos para estar conmigo mismo.

Recuerdo que, cuando era chico (unos quince años de edad), siempre que tenía algún problema en casa, un desamor o discusión con un buen amigo, subía desde mi casa a una especie de colina, que en realidad era un terreno muy grande desde donde podía verse gran parte de la ciudad; solía ir ahí, prender un cigarrillo y reflexionar sobre lo sucedido. Después, podía volver más tranquilo a mi hogar.
Al lugar lo nombré “El lugar del buen pensar”.

Conforme fui creciendo ese lugar fue cambiando de escenario: La azotea de mi casa bajo un cielo estrellado de invierno; mi cama, escuchando música con mis audífonos; el jardín de mi casa con una luna como acompañante que escuchaba mis razones; o incluso sentado solo en la mesa de alguna fiesta… Pero la esencia, ese poder de platicar con uno mismo, ha perdurado hasta hoy. En la actualidad procuro, al volver a casa por las noches, salir al silencio de un mundo nocturno para saludarme y platicar sobre lo bueno y lo malo de mi vida, ora con un cigarrillo, ora con un buen trago.

Hoy, los problemas son más grandes o más fuertes, pero siempre han sido igual de importantes: Pensar en una niña durante la adolescencia tiene la misma jerarquía que hoy pensar en pagar una renta.

Siempre he sido una persona brillante que desde chico prometía ser algo grande. Mas nunca supe que eso grandioso era algo relativo, subjetivo… Mi madre piensa que esa inteligencia que me rodeaba cuando pequeño ahora me ha abandonado, se ha agotado, o algo por el estilo. En realidad es cosa que sigue presente, mas no del modo en que ella quisiera.

Verás, cuando tenía corta edad usaba decir que de grande sería un gran inventor: Mas ello es una carrera que no existe como tal. Talvez mi mamá pensaba que sería un gran ingeniero, pero me doy cuenta, no obstante, que cumplí lo que dije: Sí, soy inventor… Inventor de música, de letras… Soy una persona con una creatividad bastante amplia: He compuesto un disco entero en unos días, he escrito libros de más de ciento-veinte páginas en dos semanas (sí, presumo, me lo merezco)… Siempre he sentido esa necesidad de estar creando cosas: Me gusta descubrir el porqué de las cosas y, una vez teniendo la esencia de ello, hacer algo propio, algo nuevo, algo para mí…

Quisiera poder pedir perdón a todas aquellas personas que en alguna ocasión pensaron que llegaría a ser una persona importante, más son ellas mismas en parte culpables de que no lo sea. ¿Alguna vez has intentado meter una esfera en una caja cuadrada más pequeña que la esfera misma? ¿Por qué me han encaminado siempre hacia algo que no soy? Por que no conocen mi alma, ni la historia de mis secretos sentimientos, ni la evolución de mi razón.

Toda mi vida me he balanceado entre hacer lo que me dicta mi corazón y lo que me insta la sociedad, el sistema… No, no soy un rebelde que pretenda cambiar el tipo de gobierno ni al mundo. Simplemente quiero hacer las cosas para las que fui hecho sin tener que preocuparme por tener qué comer. Es terrible el hecho de no tener el tiempo suficiente para sentarme en el banco de mi piano y dejar que mis manos divaguen sobre las teclas por horas mientras mi mente se olvida de todo, absolutamente todo, inclusive de mi mismo y de mi alma. Y entonces me vuelvo hacia los vicios, quienes me otorgan la oportunidad rápida de escaparme de todo… Mas no me juzguen por ello: Si no escapara de vez en cuando de este mundo, me volvería loco; o, como diría Liam Gallager: “If I don’t go crazy, I’ll loose my mind”. Y esto es algo que todos hacemos de distintos modos: ya hundiéndonos unas horas en el televisor, ya tocando un instrumento; ora haciendo algún deporte, ora chateando en la computadora; escribir, tener sexo, volar un papalote, admirar un paisaje, pintar… Todos tenemos una droga predilecta para volar a otros mundos. ¿Por qué crees, estimado lector, que el enamoramiento es lago tan buscado? Por que es un escape a todo y que dura un ciclo largo de tiempo…

En ocasiones pienso que debí existir en una Florencia renacentista, bajo el mecenazgo de alguna familia poderosa como los Medici, tal como lo estuvo Leonardo o Miguel Ángel. Pienso que el hombre ha olvidado lo excelso del arte en aquella época; un tiempo en el que se alimentaba el alma con manjares artísticos y que, por ello, una vez colmada la necesidad del “yo” interior, se pudo dar pie a la Revolución Científica; más se hipnotizó tanto el hombre con ésta última, que aún hoy en día vivimos en un universo de revolución tecnológica, donde lo único que importa, tanto para las empresas como para las personas físicas, es sobresalir con el éxito único de tener grandes cantidades de dinero para poder hundirnos en los placeres materiales que ofrece la tecnología avanzada y, así, presumir que poseemos poder.

Hoy, el arte es una cultura tan perdida que podríamos definirlo como aquello que los medios de comunicación distribuyen para ganar grandes cantidades de dinero: Si no tienes dinero para echar a andar tu proyecto, la oportunidad de hacer crecer tus habilidades artísticas se reducen a una en un millón. Me asombra conocer a tanta gente con ideas enormes que termina consumida por el fracaso: “Llega siempre cierta edad en un hombre donde los sueños se destruyen y el alma muere de hambre, pues ésta se alimenta de esos sueños”, como lo describo en uno de mis libros.
Y lo peor de todo es que la gente más cercana a ti, en vez de impulsar esas habilidades, tiene la confianza suficiente para no esforzarse en tener una simple duda consistente en descubrir si tu arte tiene una esencia propia, pues para ellos el arte es algo que remunera monetariamente o algo que presentan los medios de comunicación. Y entonces, la confianza propia se viene abajo, pues nadie se ocupa de entender lo que haces.

Si me hubieran dicho a temprana edad que el mundo era un lugar tan, pero tan cruel y egoísta, seguro hubiera matado mis sueños en ese instante para convertirme en empresario.

Yo no pedí ser quien soy; yo no solicité una cognición brillante opacada por el mundo. Soy una mente genial, mas no lo digo por presunción; al contrario, lo expreso como queja, pues se trata de estar en un estado permanente de incertidumbre, un miedo constante, una querella eterna entre hacer lo que tu esencia te pide y lo que los demás quieren que seas. Y sonaría sencillo mandar a volar todo para hacer lo que a uno le gusta, pero entonces no se cubren las necesidades primarias que dicta la naturaleza: Comer, tener un techo bajo el cual dormir, socializar, etcétera…

Y sí, tienen razón al decirme que algún día tendré hijos qué alimentar, mas no pueden pedirme que deje de alimentar a mi “yo” esencial, mi núcleo; pues entonces se vive por vivir, y la vida no es algo que venga en segundas oportunidades. Finalmente, nadie escapa a su propia esencia…

Una reflexión… Un momento a solas con esa persona que nos conoce mejor de lo que creemos y que siempre está gritando lo que necesita, mas pocas veces le escuchamos: Nuestro “yo”, nuestra alma.

Y entre tantos momentos de buscar mi “Lugar del Buen Pensar”, he llegado a sentirme tan cómodo conmigo mismo que me he vuelto completamente sincero con mi alma, lo que, finalmente, reflejo en estas letras para ti, querido lector. Soy un hombre que, conociéndose tan bien y confiado en lo que le dicta su alma, veo con ojos internos; miro hacia dentro, echando un vistazo repentino hacia el mundo y de reojo hacia los demás. Soy fanático de lo sincero, soy creador del “Sincerismo”, mas ello parece que lo llevaré a mi tumba…

Y con todo esto, mientras sostengo un cigarrillo en la mano izquierda y un Havana Club derecho en la mano diestra, me relajo, pensando y tratando de convencerme a mí mismo de que habrá una respuesta algún día. ..

Por hoy la batalla entre lo interior y lo exterior se ha terminado.

Sociedad, sistema… les perdono; Genialidad… te estrecho la mano; Esencia… te escucho; Alma mía… te abrazo; Vida… vida mía… te beso.

Una Serie de Eventos... Raros

¿Alguna vez has sentido que existe cierta suerte extraña que te persigue? ¿Te ha sucedido alguna serie de eventos inesperados que, fuera de molestarte, termina por darte risa?

Algo así es lo que me ha ocurrido recientemente (algo así como en el último mes). Como muchos ya sabrán, todo comenzó cuando se descompuso mi coche y tuve que dejarlo en el taller. Mientras tenía que trasladarme en transporte público, un día caminando, a eso de las seis y media de la mañana, un perro, aparentemente tranquilo y semi-dormido, al pasar yo a su lado, se me abalanzó a mordidas sin razón aparente, cosa que, finalmente, pude conseguir controlar obsequiando un puñetazo sobre la cabeza de dicha bestia.

Después de varias semanas, finalmente mi coche quedó listo, aunque sin explicación alguna, los seguros eléctricos dejaron de funcionar, a lo que realmente no le di mucha importancia. Semanas después llevé el automóvil a verificar, donde, desde luego, no pasó, ya que se le había roto el catalizador, pieza que tuve que cambiar y llevar nuevamente a la verificación (el día de mi cumpleaños), lugar donde tuve que hacerme de palabras que casi llegan a los golpes y que, últimamente, después de varias horas, logró solucionarse (esa misma noche tembló, estando yo en un noveno piso de algún edificio de la Cd. de México). Poco tiempo después, se averió el embrague del coche y tuve que repararlo… Creo que en lo que va del año he gastado más en mi Chevy que el valor total del automóvil en el mercado.

Y entre tanta suerte disparatosa, he comprado un paquete de chicles Trident 18’s sabor yerbabuena que, aún cuando el empaque indicaba claramente que eran precisamente eso, los chicles eran sabor a frutas o tutti-frutti o algo parecido.

La semana pasada fui a ver la película de “Inception” (gran película, debo decir; creo que desde “Matrix” no veía una película con un buen tema a desarrollar y con buenos efectos innovadores) en CInemark Pedregal (un cine bastante descuidado, en el cual el techo literalmente se cae a pedazos), donde, después de hacer una larga cola, pudimos entrar y sentarnos… justo debajo del aire acondicionado. Para cuando salí de la sala ya sentía molestias en la garganta y, desde luego, mi cara decía: “No quiero hablar con nadie; sólo quiero un té y mi cama”; y justo pensaba aquello cuando me encontré al director de la empresa donde laboro. Lo saludé con gusto, pues en realidad es una grata persona, amable y educada, pero estoy seguro que mis gestos indicaban lo contrario…

Después de estar todo el fin de semana enfermo de la garganta, el día de ayer, domingo, al tratar de retirar dinero de un cajero de HSBC (banco que no me agrada en lo absoluto, pero que desafortunadamente me veo obligado a usar), mi tarjeta fue confiscada por el ATM por que ya estaba caduca (¿qué no debí, entonces, recibir la nueva tarjeta por correo?).

Hoy hablé con nuestros finísimos empleados del banco, quienes me aseguraron que tendría mi tarjeta en diecinueve días hábiles (es decir, las próximas dos quincenas tendré que hacer fila en el banco para retirar dinero); además, si quería una tarjeta provisional, podía acudir a una sucursal para que me la obsequiaran… con un costo de $100 MXN + iva por reposición… ¿Reposición? Se la tragó el ATM… yo lo vi…

En fin, esta serie de acontecimientos, digamos, raros, fuera de molestarme, creo que es una buena oportunidad para sonreír marcadamente y amar las imperfecciones de la vida, pues cada detalle que nos saca de la rutina merece una atención que nos marca un recuerdo en la memoria… y es precisamente aquello lo que nos hace sentir vivos.

Que tengas una excelente semana llena de eventos... raros, querido lector...