El Falso Atisbo del Ser


El Falso Atisbo del Ser


De aquel penta-conjunto
de mis sentidos perceptivos
que el derredor advierten,
aborrezco el del atisbo
por ser el único absoluto:
al instante informativo
de colores y figuras,
dimensiones y motivo,
de distancias y su alcance,
y lo demás afuera mío…

Y por ello le detesto:
por ser así preciso,
y opacar al resto luego:

entonces gana el albedrío
de evidencia inexpugnable
que sentencia todo juicio
de mi duda y de mi angustia,
pues de tal es que me fío
y ya obedece el pensamiento…

Mas el mundo es un olvido
que nos viene ante la muerte,
y la belleza es un castigo
que nos venda y ciega el alma
con que vemos lo bellido
que es real, también que cierto,
pues ya trasciende si morimos…

La hermosura de la carne
es la piel en que nacimos,
un defecto en nuestra forma
y no algún logro que adquirimos,
mas el ego nos hinchamos
cuando una voz a nuestro oído
nos repite en dulce tono
que es de dios un cuerpo fino,
y sin embargo es más imbécil
quien se asombra a lo sabido…

Si tan sólo lo bello se escuchara
u olfateara en el camino,
los ojos no serían estorbo
para alcanzar un amorío
de lealtad y convicciones
en vez de buscar el sexo tibio
para llenar nuestro vacío
de vivir mientras morimos…

El amor no es un destino
que nos viene al exigirlo,
y la vida no es camino
sino un ser que está perdido…

Y, ¿la belleza…?

Si la visión estorba,
la beldad nos sobra…

¡Deja que tu razón
se fíe de la visión!
Mas ten claro, por favor,
que tu humilde corazón,
¡posee su propia voz!

El amor no es una aparición,
ni un estigma de dolor,
ni un deber a tu control:
es algo más simple
y mucho menor:
El amor… es un querer…
y el querer es una entrega,
libre en su fervor,
sin secretos, ignoto de honor…

No…
No confundas…

Lo bello es mera visión,
y el amor…
eso solamente es decisión…

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