Pronto empecé a darme cuenta de
lo estúpido que había sido yo en entregarme tanto a una labor interminable…
¿Cuándo (continué) habrá de
terminar esa faena de ascender de posición y de aumentar mis ingresos
pecuniarios mientras me rompo la espalda…?
Y justo al pensar en "romperme la espalda" recordé ¡que ni siquiera me daban la prestación de
un seguro médico decente!
No imaginé una solución a la cuestión planteada con anterioridad,
y pronto comenzaron a llover preguntas en mi mente, al mismo tiempo en que se
desataba una tempestad sobre la ciudad …
¿A dónde (proseguí) me dirigía en
la vida? ¿Cuáles eran mis metas? ¿Cuáles mis sueños? ¡¿Cuál era mi razón de
vida?! ¡¿Para qué existía…?! Entre tanto universo y entre esos infinitos eones
de eternidad, ¡yo había destruido el significado del milagro de vivir y lo
había reducido a ser un ente, o una “cosa” animada, cuya capacidad de asombro
ante las maravillas del mundo había sido extirpada y que, por alguna loca idea
de encajar en un sistema económico, había decidido dejar que el tiempo pasara a
su lado como un río silencioso…
¡¿Cuándo había sido la última vez que había
planeado un viaje para conocer todos esos ocultos y fascinantes rincones del
orbe?!
Una pausa reflexiva… Luego mi
entrenada ética de empleado me inyectó un temor en el alma y mi sangre se
transformó en un afluente helado que corría por mis venas…
Pero (pensé), y si renuncio, ¡¿qué voy a
hacer?! ¡¿Cómo habría de sostenerme en esta vida, en este mundo, sin un empleo,
sin un trabajo?!
Me deshice inmediatamente de
aquella idea: ¡quería liberarme de mis cadenas!
¿Por qué gastaba mi vida de esta
manera? ¿En verdad sería reconocido mi trabajo en algún momento, o se trataba
sólo de algo que yo había idealizado en mi cabeza y que me convencía a mí mismo
que habría de suceder…? ¡Había escuchado yo de tantos casos de injusticia
laboral! Tanto nepotismo… Tantas “palancas”… Tantas promesas y tantos retardos
por cumplir aquello… Tantos despidos injustificados… Tanta frialdad hacia la
vida personal de los empleados… Tanta explotación… Tanta desigualdad… Tan poco
remordimiento… Tan impersonales relaciones… Tanta injusticia que pretende ser
invisible e invencible por costumbre, por amenaza, por temor, por falta de
coraje, por falta de voz y por falta de seguridad en nosotros mismos…
Mas no: es un mundo bien
establecido y no hay lid que prevalezca, no hay pelea que no sea ahogada, no
hay acciones que no sean torcidas por los medios ni grandes ideas que no sean
arrebatadas y plagiadas… Somos una especie de esclavos inculcados con la idea
de poseer una libertad plena; estamos bajo el yugo de reglas infinitas que nos son imposibles de aprender pero que debemos conocer; debemos ser de un "cierto modo" o seremos
desterrados, rechazados… ¡Nos alimentan con falsos ideales y valores que
debemos perseguir porque somos -supuestamente -“humanos”; porque somos “un pueblo unido”!
La idea general es que debemos
aguantar toda ofensa que sea “justificada” bajo la máxima de mantener la
“armonía social” de un Estado…
La lluvia continuaba y,
recordando que venía yo manejando, me alerté nuevamente mirando a través del
parabrisas… ¡Había equivocado el camino! Mi distracción me había llevado a
tomar la ruta más larga hacia mi casa…
Tenía sueño, tenía hambre…
(continuará...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Comentarios? Por favor...