Hay un momento en la vida de todos en el que simplemente sentimos que no somos nosotros mismos; sentimos que no nos estamos comportando como nos dicta nuestra esencia… y se nota. La gente nos empieza a decir que estamos amargados, o que vamos por mal camino y podemos ver como todo el tiempo estamos malhumorados o deprimidos, y es aquí cuando debemos ser cuidadosos, pues muchas veces buscamos una salida en los vicios. Y tomemos como vicio todo aquello que nos impide ir hacia adelante; aquello que nos estanca o nos autodestruye. No sólo las drogas pueden llegar a ser un vicio… La soledad, la misoginia, el libertinaje, todos ellos pueden ser un vicio muy fuerte. Y el problema principal con estos malos hábitos es que no nos damos cuenta del daño que pueden provocarnos hasta que ya estamos completamente hundidos y sin salida. Cuando caemos, podemos sentir como si estuviéramos volando, hasta que tocamos el piso; es aquí cuando nos damos cuenta que no estábamos felizmente flotando, sino que nos estábamos desplomando hacia un duro suelo.
Date un tiempo para ti mismo. Sal al silencio de una noche o algún lugar que te haga sentir tranquilo, seguro. Platica con tu “yo” interno; escucha a tu alma y ve qué es lo que te está pidiendo. ¿Qué es lo que te impide estar contento? ¿Qué es eso en tu vida que te está molestando? ¿Qué te está transformando en amargura o en depresión? Analiza cómo era tu vida antes, cuando solías estar de buen humor. Encuentra ese punto que está restando tu humanidad; ve qué es ello que te está sacando de tu propia naturaleza de ser quien debes ser.
Encuéntralo y, una vez que lo descubras, escápate de eso. Deja de hacerla frente a lo que te está desgastando. No siempre debes enfrentar las complicaciones de tu vida… Repito, no siempre debes tratar de superar los obstáculos que se te ponen enfrente. La meta final no es ser el presidente de una empresa o un famoso millonario; la meta es vivir bien, en paz, tranquilo, libre, feliz.
Deja de escuchar lo que los demás piden de ti; deja de buscar lo que los demás esperan que seas; ve esto como un círculo de vida: Aprende a vivir para ti, pues al vivir para ti, serás libre de escoger tu propia vida. Cuando eres libre, la gente te busca, pues quieren ser infectados con esa sonrisa que dice: “Yo soy yo. Yo soy libre. Yo vivo para mí y, por ello, soy feliz; consecuentemente, hago feliz a los demás”.
Una vez que escapes de eso que te impide ser tú mismo, serás libre; y recordemos que la felicidad es sólo un accesorio de la libertad, pues al tener ese sentimiento de ser libre, la felicidad llega por sí sola.
Querido lector, descúbrete, entiéndete, analízate, reflexiónate y aprende de ti mismo, aprende de tu vida. Aprende a buscar lo que quieres y te educarás a ser libre. Querido lector, vive… para ti.
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