Todos los hombres somos humanos, pero no todo hombre es Humano; una cosa es el ser-humano, y otra, muy distinta, es Ser humano…
Hay mentes que evolucionan a un paso veloz, y hay otras que evolucionan a la misma velocidad que la mente social.
Desafortunadamente (así lo veo yo), y por definición, las segundas son mayoría… una mayoría asombrosamente desproporcional.
Supongamos una carrera de resistencia, donde cada quien comienza a su paso; después de un tiempo, la mayoría toma una velocidad y pasos constantes. Desde luego, hay unos que se quedan atrás y otros que sacan ventaja, aunque son pocos.
No obstante, hay algunos curiosos que, aún teniendo (y sabiendo) el talento de rebasar a los que llevan la delantera, se detienen por momentos: Ora para admirar un árbol, ora para tomar el sol…
Y mientras los demás continúan sobre la pista, aquel raro va descubriendo otros caminos. Al principio ve aquellos senderos como atajos para llegar a un punto más avanzado de la carrera; pero, una vez que se ve delante de ellos, ve que no vale la pena correr solo a la cabeza de la pista.
Y entonces vuelve por un camino que le posiciona nuevamente junto con la mayoría; y luego se une, y comienza a platicar con los demás sobre cómo es el camino más allá de donde están.
Mas, pronto se da cuenta de que no puede hacerles ver lo que no han visto, aunque probablemente logre persuadir a unos cuantos para que le sigan por aquel atajo que les llevará a la delantera.
Una vez que éstos se han dado cuenta de lo que está por delante, logran entender a aquel que los llevó hasta ahí. Y ahora ellos deben volver por otros tantos corredores y convencerlos de adelantar su carrera.
Ahora bien, habrá algunos que, una vez adelantados, no vuelvan jamás y se desentenderán de todos: correrán velozmente sin mirar atrás; pero los demás se darán cuenta, en algún momento, que aquellos que continúan en la pista están, en realidad, corriendo en un eterno círculo; y éstos últimos ya no corremos, sino caminamos por donde no hay pista, mas nunca perdemos de vista a la humanidad.
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Sí, querido lector, ésta es la carrera de la humanidad, la pista son la moral y las reglas sociales, y yo soy alguno de esos corredores curiosos… Y mientras los que siguen dentro del juego nos hacen muecas al pasar, nosotros sólo les devolvemos una sonrisa sincera. La mayoría nos desprecia por no seguir las reglas, pero en realidad envidian esa libertad que tenemos… Y nosotros sólo estamos ahí, observando y cuidando a la humanidad, pues todos y cada uno de ustedes son candidatos a ser lo suficientemente curiosos para ver nuestro mundo.
Mmm… hablando de curiosidades, es bastante curioso cómo la mayoría impone/obliga nuestro regreso a la pista, y nosotros, los curiosos-libres, solamente los invitamos a salir de su carril unos momentos…
Querido lector, si ya has aprendido a correr entre carriles marcados por el hombre, te invito a caminar por la Naturaleza de nuestro mundo… Sí, en la pista obtendrás medallas, pero yo te apuesto a que, una vez que tengas dichas preseas, no sabrás qué hacer con ellas…
Muy estimado repasador de mis letras, cuando estés listo, seas tú bienvenido a nuestro mundo libre…
Dedicado a Ricardo J. Arnaud, un gran corredor y sabio caminante.
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