Soy Feo (Una Lección de Actitud)


Despiertas… Al salir de la ducha miras tu imagen en el espejo… Hoy existe algo que te hace sentir inseguro, vulnerable… Alguna imperfección pequeña, pero para ti es algo que puede verse hasta Marte; o algún detalle en el alma que simplemente está fuera de lugar; o talvez un aguijoneo en la mente que se te antoja visible a los demás… Hoy es un día que se te acomoda: te sientes triste, malhumorado, sensible y, lo peor de todo, se nota; además, peor aún, a nadie le interesa. Sientes que a nadie le importas: Ni un mensaje en el celular, ni un recado en el MSN, ni un correo en tu bandeja de entrada… Nadie responde a tus publicaciones en el Facebook… Eres un fantasma… Intentas comunicarte con la gente y no responden… No, no eres un fantasma, eres una molestia, un estorbo para el mundo. Todos parecen felices y ocupados. Tú… tú eres un inútil, un relegado, un quita-oxígeno para el planeta.

Entras en pánico y comienza la desesperación… Hoy existe algo en el aire que te vuelve invisible, exiliado… Mejor dicho, hay algo que no existe en ti: algo de ti ha muerto en este día. Nada de lo que haces parece estar bien y las únicas palabras que se te dirigen, no son de consuelo, sino de agresión o desprecio…

“¿En dónde desperté hoy? ¿Dónde está mi mundo? ¿Dónde mi dimensión? ¡¿Qué es lo que pasa?!”

Ni la ropa ni el peinado te sientan bien; te sientes demacrado, repulsivo… Hoy eres feo.

Lo irónico, es que bastaría el interés de una sola persona, cualquiera, para que tu día cambiara… Mas ello no sucede… Pasan las horas lentas y puntilleantes frente a tu cara, justo en ese reloj que se burla de tu congoja a cada segundo.

La desesperación es tal que quisieras dormir, morir por un día e ir a los pies de Dios y llorarle un mar… ¡Cómo quisieras adelantar el tiempo!

Finalmente, te resignas… “Que pase lo que tenga que pasar…”

Y, en ese instante, como si alguien te perdonara o entendiera que has aprendido la lección (¿cuál lección?, no lo sabes), tu situación cambia. Sonríes y, de pronto, el mundo se endereza.

Vuelves a casa, al hogar, a tu guarida, a tu lugar seguro; te miras en el espejo… “Mañana será otro día… Un buen día…”

Vas a la cama, cierras los ojos… Mañana dejarás de ser feo…

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Que tengan todos ustedes un excelente fin de semana lleno de disparates e imprevistos...

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