Los Medici (otro capítulo de mis "Cavilaciones Sinceras de Una Mente Madura")


–Pablo, tu casa es como un museo… y me encanta… Todavía tienes de esas computadoras hechas de plástico, y reproductores de “mp3”; todavía tienes una regadera para ducharte…
–Bueno, Mica, es que tú creciste en una sociedad donde te enseñaron que se gasta mucha agua en una ducha como la mía, y por eso usan ahora ese tipo de toallas orgánicas desechables, que tienen ciertos químicos que te dejan aún más limpio de lo que yo quedaría después de salir mojado del baño… Pero yo crecí en un ambiente donde tomar una ducha era algo magnífico, personalísimo, donde podías cantar y bailar bajo la tibia lluvia que caía sobre ti… Para mí tomar un baño es algo sagrado, y es por eso que jamás me deshice de ella…
Ustedes los jóvenes ya crecieron en un mundo más ecologista, ya han visto cómo nosotros los viejos estábamos acabando con el mundo y con nosotros mismos; mi época fue una época de pecados, vicios, corrupción, nepotismo… fue como la Edad Media tecnológica, como el oscurantismo de la era moderna… ¡Imagínate lo difícil que es que tú, joven, y yo, viejo, podamos entendernos! Tú eres una renacentista contemporánea, ¡eres El David de Miguel Ángel, la Venus de Botticelli…! Yo… yo soy como la Durandarte de Roldán: una leyenda mítica de una época ya muerta…
Mmm… y hablando de Botticelli, ¿qué pintura o pinturas crees que haya echado a la Hoguera de las Vanidades…?
Jaja, no sabes ni de lo que te estoy hablando, ¿verdad?
¡Estoy hablando del Falò delle vanità!
Verás, en la época del Renacimiento, en el siglo décimo quinto, existía en Florencia una familia muy poderosa; era la familia de los Medici. Era un linaje con un poder impresionante: tenían el capital político más importante: eran una raza llena de nepotismo y mafia, donde llegaron incluso al más alto poder: el papado; y no una, sino tres veces (recuerda que estamos hablando de una era donde empezaba a terminar la Edad Media y, por lo tanto, la Iglesia aún tenía un poder vasto e inapelable)… ¡Llegaron a ser la familia más rica de toda Europa! ¡Llegaron a haber reinas en Francia con el apellido Medici!
No obstante, probablemente si no hubiera sido por esta familia, el Renacimiento nunca hubiera tenido lugar… y la humanidad hubiera tomado un camino bastante diferente: sin el Renacimiento, Galileo nunca hubiera iniciado la Revolución Científica, no hubiera existido la Revolución Industrial y hoy no tendríamos esta evolución tan impresionante en la tecnología actual… Si no hubiera sido por los Medici, probablemente te hubiera conocido de esta manera: yo con una espada en la mano; tú serías la hija de un campesino feudal…
¿Por qué? Porque fueron ellos quienes iniciaron lo que se conoce como mecenazgo: ellos adoptaban artistas, a los más grandes, y les daban techo y comida, mientras ellos podían dedicarse exclusivamente a lo suyo: a crear arte.
¡Qué divino! ¡Es el sueño de todo artista: que le den lo necesario sin tener que preocuparse por sobrevivir y, de esa forma, dedicar todo su tiempo y su pasión a lo suyo! Y hoy en día los artistas tienen que tomar trabajos de oficina que les ocupan todo su tiempo y que, poco a poco, les animan a abandonar sus sueños artísticos…
En fin… de la casa de los Medici salieron personajes como Leonardo, Miguel Ángel… Pero no sólo en pintura y escultura, sino en arquitectura y todas las demás artes… ¡Imagínate a un genio de la construcción, sin ningún conocimiento de arquitectura, contratado, por sus bellas locuras, para diseñar la gran cúpula de la Iglesia de San Lorenzo! Donde varios arquitectos habían fracasado en construir dicha cúpula, Brunelleschi, el ignorante artista constructor, tuvo éxito…
Y así, los Medici fueron ganándose al pueblo: embelleciendo la ciudad…
Pero hubo un sacerdote dominico, Girolamo Savonarola, quien se opuso a la tiranía creciente de los Medici, predicando por Florencia, y mandó a encender la conocida Hoguera de las Vanidades, donde los florentinos debían quemar todos esos objetos que representaran a la época del gobierno Medici… Se quemaron joyas, ropas y cualquier otra cosa, incluyendo pinturas de Sandro Botticelli… él mismo fue quien puso sus pinturas en la hoguera…
Y ahí es donde me pregunto… ¿Por qué quemó esas pinturas? ¿Qué no son para el artista sus creaciones como hijos propios? ¿Habrá sido el miedo de un cambio en el poder de Florencia? O, simplemente, ¿será que eran cuadros que había pintado durante su niñez y que no le agradaban? ¿Quería, acaso, como todo artista lo hace, deshacerse de esa evidencia de sus primeros trazos? O, ¿será, tal vez, que sufrió una depresión al vaticinar que la época de oro del mecenazgo en la historia de la humanidad estaba por terminar…? ¿Se habrá imaginado aquel diestro pintor que algún día los artistas tenderíamos al fracaso en una economía capitalista…? ¡Qué envidia para mí si llegase otra época donde la humanidad re-entendiera la importancia del mecenazgo…! ¿Qué no fue, precisamente, en aquella época donde se apoyaba al arte, donde más brilló la humanidad…? ¿Qué no fue, entonces, donde aprendimos a renacer? ¿Por qué, pues, hoy el hombre subestima el poder del arte…?

(Imagen tomada de Wikipedia)
Miembros de la familia Medici en un fresco pintado por Benozzo Gozzoli en 1461

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