He decidido dejar de fumar… otra vez… Comencé a fumar desde los doce años de edad, y lo dejé a los veinticuatro… Dos años más tarde, retomé el vicio… No, “vicio” es una palabra muy fuerte… En realidad quise decir: “Dos años más tarde, retomé el arte del tabaquismo…”
Así es, querido lector, he fumado la mitad de mi vida, mas yo no fumo por fumar; es el deleitarse con el placer que brinda el tabaco lo que me llama como el polen a las abejas…
No es el mero hecho de prender un cigarrillo, es el arte de degustar el tabaco… No es lo mismo prender un suave tabaco rubio mexicano Delicado mientras escuchas a Pink Floyd sobre el Distribuidor Vial del Periférico, que saborear un exquisito habano Marqués sobre el Malecón cubano; no es igual una mezcla de tabacos finos de Benson & Hedges que un seco Marlboro; es muy distinto un refrescante cigarrillo mentolado por las mañanas a un cigarro negro marca Popular para terminar el día…
El arte del tabaquismo consiste en degustar el sabor que emana el tabaco de vainilla o maple sobre una ‘garigoleada’ pipa de madera fina, o el conocer el mejor modo de rolar la mezcla de hebras de Virginia Montecristo sobre el papel español Zig-Zag … Tabaco aromático, dulce, amargo, seco… Tabaco fumado, masticado, inhalado…
Esa planta que desde épocas precolombinas es respetada por los sabios… Y es que nadie puede negar que fumar nos vuelve reflexivos, nos ayuda a pasar ese trago amargo que nos inyecta el estrés cotidiano… Es una planta que combina perfectamente con todo lo que se degusta: café, cerveza, vino, soda, y hasta con un buen taco…
Ver, oler, escuchar, sentir y saborear cómo se tuesta el tabaco al sentir el fuego de un buen cerillo de madera… “Ssssss…. Aaaaaaah….” Una bocanada de humo relajante puro, un respiro de los dioses; el sentir de ese aire incandescente que se extiende por dentro de tus pulmones, limpiando toda esa angustia para convertirla en humo y… soltarlo todo…
El tabaco no es para todos… Al tabaco se le entiende, se le respeta, se le quiere… El arte del tabaquismo es convertir lo que llaman vicio, en un arte…
Y muy a mi pesar, hoy he decidido dejarlo para probar de nuevo una vida sana… por un tiempo… El arte del tabaquismo no es una enfermedad para la cual debamos hallar una cura, sino es un placer que debe controlarse por momentos, pues se disfruta más cuando no se abusa de él…
Y es que dejar el tabaco es más que combatir con una dependencia física y/o psicológica; es dejar ir algo que realmente disfrutas…
Querido lector, después de estas letras, un cigarro reflexivo y a dormir… Que tengas un placentero y humeante sueño…
Sublime.
ResponderEliminarComo amante y cultivador de mi propio tabaco te felicito por estos párrafos, pues ya está bien de llamar vicio a lo que bien podría considerarse un arte.