La Verdad (NO) Te Hará Libre


Estaba repasando algunas de las respuestas de la encuesta sobre este blog que muchos de ustedes me hicieron el favor de contestar… La mayoría aportó cosas muy interesantes que me han ayudado a mí como escritor para superarme a mí mismo… y se los agradezco infinitamente… (Recuerden que todas sus respuestas son anónimas, y les agradecería sobre manera que se tomaran un minuto en contestarla: www.pabloletras-letras.blogspot.com –al final de la página-).

No obstante, me llamó la atención la respuesta de alguno(a), quien me comentaba que para ser escritor hay que leer como desquiciado… Quiero suponer que esa opinión proviene de algún gran colega escritor y bibliómano. Y, claro, es generalizada la idea de que, para asombrar a la gente como literatos, debemos ser enciclopedias humanas.

Bien, pues me disponía a contrarrestar dicha idea enumerando la cantidad (y calidad) de los libros que he leído… No me basta, pues sería meramente justificarme ante el prejuicio de alguien… Si me pusieran frente a un perínclito letrado, y este comenzara hablarme en idioma dantesco, enfrascando su armadura entre paráfrasis e ideas ajenas a las propias, le diría lo siguiente:

“Yo no leo tanto como tú porque, después de tantos años de aglutinar mis conocimientos en un punto tan denso como el centro de un agujero negro, llegué al punto de empalagar el paladar de mis ojos y comenzar a destruir mi propia sabiduría: “La verdad nos hará libres”, se dice comúnmente, pero también yo digo que la verdad no es alcanzable y que la cultura en exceso hace el efecto contrario que aquél al que se pretendía en un principio: La cultura innecesaria es el disfraz del presuntuoso para demostrar lo que, en realidad, no es. Si, por ejemplo, alguien me ataca indicando que el amor existe, querellaría de vuelta con palabras de Balzac, afirmando que el amor es meramente un lujo; pero, si por el contrario, alguien me afirma que el amor no existe, entonces pelearía la batalla con elegantes versos de Darío. Y así, el que cree que sabe a más, termina sabiendo menos, pues únicamente habla para ganar una guerra externa y nunca para entenderse a sí mismo. Si yo realmente creo que el amor existe o no, entonces, no tengo por qué ser sedicioso contra el que piensa igual que yo; por el contrario, habré de abrazarlo, pues para mí él ha alcanzado un punto evolutivo similar al mío.

Bien decía Nietzsche (sí, tomando irónicamente sus palabras), que la cultura es una montaña sin una cima. ¿De qué te sirve adelantar a los demás en dicha empresa? ¿De qué te sirve estar tan alto donde nadie pueda alcanzarte? ¿Cuál es el objetivo de desentenderte de todos? ¿Por qué vagar solo en el punto de la montaña del saber donde solamente existen rayos y truenos?

Querido letrado, he de decirte que la soledad conduce a la locura egoísta y solitaria. La sociedad no es un objetivo a vencer, sino a respetar sin temerle.

Querido ilustrado, después de toda mi experiencia de vida y de toda mi evolución psico-filosófica, puedo afirmarte que mi ignorancia vale más que toda tu cultura, pues yo sé muy bien que no tengo por qué saberlo todo.

Querido educado, yo puedo llamarte “querido” porque estoy satisfecho con lo que tiene mi mente y, por lo tanto, yo conozco perfectamente bien que yo no tengo las bases suficientes para poder juzgarte y, así mismo, como tú desconoces mi vida en entero, tus juicios sobre mí son como moscas a mis oídos: basta con alejarme para dejar de escucharte. Puedo llamarte también “querido”, porque yo también en algún momento estuve sediento de saber, y creo vehementemente que algún día llegarás a vivir en paz con lo que sabes.

Querido conocedor, dejame hacerte una sola pregunta: ¿Crees que algún día, en cualquier circunstancia, toda tu vasta cultura pueda ganarle una batalla a mi ignorante indiferencia?”


Querido lector, apréndelo todo con el objetivo de olvidarlo todo después, porque solamente así lo importante permanecerá. ¡Viva la ignorancia que marca la envidia del instruido, pues el primero abraza la libertad y el segundo se encadena entre verdades que chocan entre sí y, por lo tanto, se vuelven falsas!

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