En muchas ocasiones, probablemente, hemos escuchado decir que el hombre es un error de la Naturaleza… Pero, exactamente, ¿por qué?
Analicemos…
Para poder entender esto debemos, primeramente, distinguir entre la Naturaleza y la naturaleza del hombre: la primera como fuerza extrahumana, omnipresente, madre de todo cuanto nos rodea tanto en la Tierra como fuera de ésta y todavía ininteligible para el hombre; y, por otro lado, la naturaleza del hombre como esencia inherente a la especie humana.
El objetivo de la Naturaleza es meramente el equilibrio universal de las cosas: si muere una especie, debe nacer otra, o bien, alguna ya existente debe tomar el papel de la estirpe extinta. La Naturaleza no conoce de justicia, ni de karma, ni de honor, ni de heroísmo, ni de cualquier otro concepto inventado por el hombre para vivir en armonía social: a la Naturaleza no le importa si el humano existe o no.
Ahora bien, la naturaleza del hombre se basa en la curiosidad sobre las cosas que le rodean. El humano siempre ha tenido esa capacidad de asombro hacia las cosas: todo le parece interesante ante sus ojos, o por lo menos así sucede antes de que el hombre dé por hecho los sucesos que le circundan; es decir, admiramos todo ello que no conocemos, pero una vez que ya nos acostumbramos a los eventos que se repiten ante nuestros sentidos, entonces perdemos esa capacidad de asombro y volvemos nuestro interés hacia cosas nuevas: Y esto se comprueba con la mismísima historia del hombre: por ello tenemos tecnología constantemente en evolución: una vez que comprendimos la gravedad, pudimos descifrar el principio de Bernoulli y aprendimos a volar; una vez que supimos volar, decidimos alcanzar la Luna… y ahora Marte… y luego… en fin…
Siempre me ha asaltado una duda… El hombre, ¿sobresalió de las demás especies por ser más inteligente, o fue esa curiosidad la que mantiene al hombre en constante aprendizaje y, así, se vuelve más inteligente por cierto modo de evolución? Es decir, el hombre, ¿nació inteligente o se hizo inteligente a través de los años? ¿Qué no es más inteligente el hombre hoy, con todo el conocimiento actual, que el hombre de siglos o milenios atrás? ¿Qué no ahora podemos construir edificaciones más asombrosas que las pirámides de Gizeh (o Guiza, como gusten llamarle) o que el Coloso de Rodas? ¿Qué no el internet hoy es miles de veces más rica en información que la antigua biblioteca de Alejandría?
Pero la curiosidad del hombre alcanza niveles aún más altos… ¿Qué se sentirá saberlo todo? ¿Dónde está la verdad absoluta? ¿Qué sería si yo lo tuviera todo? ¿Por qué no ser ambiciosos? ¿Por qué no usar el dinero para imponer mi poder sobre los demás? ¿Qué se sentirá ser Dios…?
Y entonces es cuando el hombre decide superar a la Naturaleza misma, a su creadora, a su madre… tal como una tragedia griega. Pero el hombre no ha comprendido aún que desafiar a la Naturaleza es lo mismo que una hormiga diminuta tratando de derribar a un gigante. La inteligencia del hombre es aún muy primitiva, pues no ha comprendido que no debe tratar de superar a la Naturaleza, sino que debe superarse a sí mismo… Aún faltan muchos milenios para que el hombre entienda que no somos dueños del Universo…
Resumiendo un poco, la curiosidad, la propia naturaleza del hombre, le dicta al hombre ir en contra de la Naturaleza; por lo tanto, el hombre es un error de la Naturaleza.
Es curioso cómo el mismo hombre acepta que puede existir una especie superior sin siquiera haberla encontrado… ¿A qué se debe esto? ¿Por qué queremos creer que hay algo más inteligente allá afuera?
Porque, de algún modo, el hombre continúa asombrándose con los secretos de la Naturaleza. Por lo tanto, al creer que hay algo más evolucionado que él mismo, irónicamente, el hombre acepta que debe superarse a sí mismo… Pero la aceptación no es sinónimo de comprensión…
Sí, somos un error de la Naturaleza, nuestra curiosidad nos convierte en un logaritmo equívoco, pero no tenemos la culpa de ello. Lo único que nos queda (repito, y no me cansaré de hacerlo) es superarnos a nosotros mismos… después de todo, tenemos la inteligencia vasta y suficiente para hacerlo…
El hombre es aún un niño intentando entender lo que le rodea… cuando se vuelve intolerante, cuando se autodestruye, cuando deja de ayudar a los de su propia especie… guerras, fraudes, extorsión, violencia… ¿Qué otra especie se comporta así?
Querido lector, permíteme finalizar este breve ensayo con una pregunta para ti: ¿Qué tan infantil es tu mente?
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