La Esencia del Artista (o Del Artista en Ti)


¿Qué es, precisamente, lo que hace al artista? ¿Qué es aquello que ve nacer al ser creativo?

Creo yo que el artista nace de ese hastío de ser uno más en el mundo; viene de esa necesidad de verse original, único, distinto; y es por eso que en el arte se tiende a crear constantemente cantidad de géneros, tendencias, estilos, etcétera… Tanto en la música como en la arquitectura como en la pintura como en la escultura como en el teatro, siempre hay distintas modas en ciertas épocas en la historia de la humanidad: gótico, churrigueresco, barroco; impresionista, realista, cubista, expresionista; neo-clásico, roquero, poppero, metalero; drama, comedia, tragedia; romanticismo, surrealismo, modernismo… en fin…

Mas, ¿qué es eso que activa la mente artística? ¿Cuál es el gatillo que dispara la bala del pensamiento creativo? ¿De dónde sale esa nostalgia que inyecta las odas en el poeta? ¿Por dónde se iluminan esas ganas de cantar un pensamiento o de bailar una expresión? ¿Cómo ha de parirse la actuación de alguna historia o la exaltación de una idea sobre piedra? ¿Será que ser artista es cosa del destino o es algo que se adiestra? ¿Se nace o se hace uno mismo como artista? ¿Es a priori o a posteriori?

Supongo que hay dos clases de artistas: los que nacen con el talento y los que crean el talento. En el primero es la mente la que, ineludiblemente, forzara todo para que nazca el artista; en el segundo es cierta disciplina que obliga a la razón a volverse creativa.

En mi caso, me volví artista, creo yo, por error… En el caso de la literatura, primero empecé a escribir y luego comencé a leer libros: Empecé a escribir una tarde donde, molesto con mi hermano, me negué a estar en la misma habitación que él: en dicha habitación estaba el televisor, la computadora y todo aquello que pudiera entretenerme, por lo que decidí distraer mi mente escribiendo una historia de ciencia-ficción… historia que continuaría escribiendo durante los siguientes seis meses y que se convertiría en un libro de entre quinientas y seiscientas páginas. Desde luego, ahora que vuelvo a revisarlo, me doy cuenta de las lagunas que tenía en aquel entonces en cuestiones de redacción; no obstante, es probablemente uno de los libros más interesantes que he escrito, pues en él se entrelazaban unas tres historias distintas a través del tiempo y del espacio; de hecho, aquel libro sería el primero de una serie de libros (pensé yo), pero ni siquiera terminé el segundo tomo, pues inmediatamente me saltaron ideas sobre otras historias qué imprimir en páginas: actualmente tengo más libros incompletos que conclusos. Y poco a poco, después de tantos años, comienzo a pulir un estilo propio. Hay tiempos en los que escribo sin parar por días, y hay otros en que dejo de hacerlo por años. ¿Por qué? No lo sé, siempre he sido una persona que quiere abarcarlo todo, y, cuando algo me interesa, todo lo demás pierde sentido; tal vez por eso no pulo mis letras en un solo género, sino que hay ocasiones en que me gusta escribir cuentos, otros poesía, otros ensayos, novelas, teatro, etcétera…

En cuanto a la música, también fui aleccionado de una manera extraña… Comencé a tomar clases de piano a los nueve años durante dos años; luego lo dejé… A los dieciocho años de edad, justo tras la muerte de mi padre, y al haber reprobado el último año escolar antes de ingresar a la universidad, decidí tomar clases de guitarra… Después de tres meses ya había entrado a una escuela formal de música. Hoy toco cinco instrumentos y constantemente me encuentro componiendo y arreglando canciones. Si no hubiera muerto mi padre, si no hubiera reprobado, hoy, probablemente, sería yo un egresado en ingeniería industrial de la Universidad Iberoamericana…

Siempre me he preguntado si fui destinado a las artes o si me hice artista en el camino… Mas, de lo que sí estoy plenamente seguro, es que nunca me vi como hoy soy… y eso es algo que me encanta, pues finalmente tengo el alma tranquila: Hoy sé quién soy y qué es lo que quiero…


Querido lector, prueba lo que siempre has rechazado conocer, pues puede ser que ahí se esconda la esencia de tu alma…

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