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LA EVOLUCIÓN DEL HOMBRE (Poder, dinero y fama)
La evolución no es otra cosa que la combinación suficiente y atinada entre la posibilidad física de una especie y el entendimiento intelectual del funcionamiento de las presentes circunstancias.
En palabras más dramáticas, el hombre actual persigue el poder, el dinero y la fama porque sus circunstancias vigentes así se lo dictan: quien no persiga alguna de estas tres cosas, está condenado al exilio del mundo civilizado.
Y es que realmente la obtención de poder, dinero y fama, no tiene un objetivo específico de superación: su fin estriba en la realización de los deseos personales mediante la idea de “poderlo todo” que surge por la idea falsa –mas persuasiva– de verse y saberse a sí mismo masivamente aceptado por sus semejantes; en otros conceptos, el dinero, el poder y la fama son aquellos males que deterioran y distorsionan los valores, la conciencia y la moral del hombre, pues con éstos, el individuo quiere creerse dios: falsamente, en la mente de aquel que posee éstos males, el sentimiento de aceptación de los demás crea un crecimiento de la autoestima individual, lo cual resulta en la ilusión de una posible perfección; se crea, entonces, la necesidad de ser todo-aceptado y eternamente admirado; de esta manera, su teoría pasa a la práctica: la elevación de su ego le permite a todas sus creencias, pensamientos, razones e ideas, ganar validez y certeza en su conciencia, además que se construye una rectitud inapelable y conveniente a su persona, pues aparentemente su pensamiento se eleva a un grado inentendible e inalcanzable por otros hombres “menos aceptados”–: se convierte este hombre poderoso y pudiente en un ser supremo al cual debe obedecerse, adorarse y reconocerse como máxima de la raza humana: es decir, un dios…
El proceso por el cual el hombre se ilusiona ante la idea de transformarse en dios, resulta de la emancipación del individuo frente a una sociedad; en otra explicación, se trata de la transmutación de la prioridad del deber social (el cual cae en los escalones de la pirámide de valores del individuo) por los designios de una mente particular…
La tendencia del hombre para creerse dios, obliga a la afirmación de devaluar la humanidad de aquellos a quienes se desea gobernar, controlar o manejar… Es decir, si “yo” dios, entonces, “ustedes” menos… Y, ¿qué es esto sino la humana demostración de la humillación misma en la naturaleza del hombre…?
Hasta aquí, puedo concluir que, si bien la adaptación de la persona entre sus semejantes le convierte en parte de una evolución general, esto también, por otra parte, derrumba la evolución personal…
Entonces, ¿podemos afirmar, acaso, que el crecimiento de la armonía social es inversamente proporcional a la superación del individuo…?
Tal vez…
(de derecha a izquierda: Pablo Letras, su padre, su hermano)