Últimamente que, al parecer, ando más de poeta que de loco... hmm, hmm... Perdón, ando más poeta que de escritor... Ahora, -repito- me he dedicado a elaborar un libro que contenga la poesía más selecta (esto es, escogida por mí) de todos los poemarios que he escrito durante mi vida como escritor, lo cual suma unos cinco o seis libros {si se cuenta éste mismo, el cual contiene poemas nuevos también} únicamente sobre poesía y también más de catorce años de evolución, desde el nacimiento del poeta, hasta sus días actuales y desde la época de mayor estricta versificación {métrica de sílabas, acentos, rimas, etc...} hasta la posa más sedosa de hoy en día.
En fin... Les comentaba que, como he estado elaborando este último libro, por una parte digamos, a base de rompecabezas, no pude resistirme a la nostalgia y, por tanto, he decidido que en esta entrega habré de obsequiarles tres pequeños poemas de mi libro más primerizo, más adolescente y probablemente el más oscuro de todos... "Poesía de un Dios: psicología asesina", escrito durante la época comprendida entre mis diecisiete y mis veinte años (aproximadamente)...
Amor avinagrado
Una sandía pasada,
un vino avinagrado,
una manzana podrida,
un tulipán marchitado.
Eso es lo que tanto me interesa,
lo que añoro de tu corazón.
eso es lo que tanto me importa,
lo que espero de tu amor.
Porque así como el tiempo pasa
y así como el hombre envejece,
nuestro amor se cansa
y mi corazón se detiene.
Porque así como la sandía se seca
y así como la manzana se pudre,
nuestro amor se marchita y se amarga,
como el vino se avinagra.
Tú
¿Cómo soñar con el paraíso si el edén está contigo?
¿Cómo aprender de la vida si la comprensión está a tu lado?
¿Cómo beber el elixir eterno si el anhelo es morir en par?
¿Cómo catar un néctar preciado si tu sangre es el extracto deseado?
¿Para qué necesito el aire si en tu aliento está la vida?
¿Para qué requiero un anhelo si tú eres el mismo deseo?
Tú la belleza, la gloria y la esencia; la armonía, razón y conciencia.
Tú mi existencia, mi ser, mi presencia, mi rumbo, mi vía y tendencia.
Porque tú eres mi guía y yo soy tu fiel;
tú eres mi amor y yo... tu querer.
Tú, siempre tú,
dichosamente tú,
y sin más,
solamente tú.
En el lecho
Como un cigarro consumido
mi vida ha transcurrido;
veinte ya cuentan la mitad de mis años,
y cinco de éstos ya suman mis daños.
Mi amigo, mi amigo querido,
es la tela de mi abrigo,
el silbido del mendigo
y el pasar del viento frío.
Como una nieve en un barquillo,
¡tanto para un chiquillo!,
así es como ahora yo ansío,
el terminar de mi albedrío.
La muerte me acaricia
y lo hace con pericia;
la siento hasta los huesos,
me invade hasta los sesos.
Ya no lucho contra ella,
ya no más...
Impaciente ya la espero
a que venga y... nada más.
Ven por mí ahora, dulce descanso,
ven por mí ahora, bello encanto,
libera ya mi triste vida,
ven por mi, amada mía...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Comentarios? Por favor...